miércoles, 21 de marzo de 2018

Inevitable: Capítulo 41

—¡Y no significaba nada para ella! Realmente no.

Sólo había sido algo inesperado y traumático. Y, además, nunca la había besado nadie salvo David. Simplemente no había sabido cómo asimilarlo.Pero era una mujer adulta. Debería ser capaz de superarlo.Se  frotó  la  cara  y  se  miró  al  espejo.  Tenía  las  mejillas  más  rojas  que  los  labios.  ¡Qué  idiota  había  sido  pintándose  los  labios  de  aquella  manera!  ¡Como  si  la  pintura  fuera capaz de protegerla!

Nada podría protegerla salvo actuar como la adulta que se suponía que era.«Has  llegado  hasta  aquí  de  lejos»,  se  recordó  a  sí  misma.  Aunque  se  había  paseado  todo  el  domingo  con  enormes  ojeras  por  el  apartamento  y  con  náuseas  después de una noche en vela, no había cedido a la tentación de llamar a David o salir volando para Iowa. De hecho,   cuando  su   madre  la  había   llamado para   preguntarle por   las   invitaciones  de  la  boda  y  para  decirle  lo  irresponsable  que  era  por  permanecer  todavía   en   Nueva   York,  se había  sorprendido  a  sí   misma   defendiendo   con   vehemencia su decisión de haber ido.


—No  querrás  que  me  pase  como  a  la  hermana  de  David,  ¿Verdad?  —había preguntado—. Ella y Kevin se casaron sin pensarlo y cinco años después estaba a la puerta de la casa de sus padres con tres niños.

—¡Tú nunca harías eso! —había exclamado su madre.

—No, no lo haré. Y venir a Nueva York es mi forma de asegurarme de ello.Su madre había vacilado un instante.

—¿No estarás pensándolo mejor, Pau?

—¡No! ¡Por supuesto que no!

No lo estaba. Su mente no lo estaba. Pero la noche anterior, su cuerpo y sus emociones la habían traicionado.Cuando había besado a Pedro ni siquiera había pensado en David. Al menos hasta que él había roto el abrazo, porque había sido él, con un gesto de asombro y angustia como ella sintió en ese momento. ¿Estaba pensándoselo mejor?No sabía lo que le estaba pasando.¿Sería  aquel  el  tipo  de  tentación  del  que  había  hablado  la  hermana  Carmen?  ¿Sería Pedro su tentación?Y si se resistía, cuando se resistiera, ¿Sería su compromiso con David mucho más fuerte?

—Sí, decidió.

Eso era. El beso había sido la tentación y ella había resistido. Al fin y al cabo, sólo había sido un beso.

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