miércoles, 21 de marzo de 2018

Inevitable: Capítulo 43

Rafael tenía una proposición para ella.

—Me voy de nuevo la primera semana de agosto —le dijo—. Vuelvo al trabajo. Y  sé  que  tienes  la  casa  de  Karina hasta  finales  de  julio,  así  que  pensé  que  podías  quedarte en la mía tus dos últimas semanas antes de que vuelvas a casa.

Paula lo miró a través de la mesa asombrada.

—Rafael... yo, yo.... ¡Qué amable por tu parte!

 No había pensado en ello.Había tenido tantas cosas en qué pensar que no había tenido tiempo de planear adonde iría cuando volviera Karina.Rafael se encogió de hombros.

—Era sólo una idea.

Paula le sonrió.

—Una idea muy amable. Has sido muy amable conmigo, Rafa.

 Él pareció un poco turbado.

—No es difícil. Eres una vecina mucho más fácil que Karina.

Paula parpadeó y ladeó la cabeza.

—¿Qué quieres decir?

—Nada.

Rafael se concentró en el sandwich que la camarera acababa de ponerle delante. Ella  le  dirigió  otra  mirada  y  decidió  no  preguntar  más.  Ya  tenía  suficientes  problemas propios como para involucrarse en lo que estaba pasando entre Karina y Rafael.

—Lo pensaré —prometió—. Es realmente tentador.

—Bueno, ya sabes que eres bienvenida. Siempre.

Paula le sonrió y deseó una vez más que su relación con el sexo opuesto fuera tan sencilla como aquélla.Si  Pedro hubiera  sido  como  Rafael  su  verano  hubiera  sido  como  una  balsa  de  aceite.

—La vida —recordó las palabras de la hermana Carmen— no es siempre fácil. No sería interesante si lo fuera.

Pues ella casi prefería en ese momento que no fuera interesante.



—¿Qué  diablos  quieres  decir  con  te  vas  a  vivir  con  Rafael?  ¿Qué  ha  pasado  con  David o como se llame?

—Ya sabes que se llama David. Y no he dicho que me vaya a vivir con Rafael. He dicho que me iba a su departamento.

—Perdona  si  no  consigo  entender  la  diferencia.  Su  apartamento  implica  que  él  vive allí.

—Sí, pero...

—¿Y no se ha ido?

—No, pero...

—¡Entonces te vas a vivir con él! —gritó—. ¿Cómo se llama si no?

Paula suspiró.

—Él se va a trabajar de nuevo. Se va el miércoles.

—El miércoles. ¿Y cuándo se supone que te trasladas tú?

—Bueno, el sábado. Es el día que vuelve Karina y va a traer a algunos amigos, así que...

—¡Lo que quiere decir que vas a estar cinco días viviendo con Rafael!

—Bueno, es un apartamento grande.

—No tan grande.

—Rafael no está interesado en mí.

—¿Es que es homosexual? Entonces está interesado en tí.

—Pero yo...

—Si dices la palabra prometida una sola vez más, te despido.

—Iba a decir que no estoy interesada en él.

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