lunes, 23 de octubre de 2017

Enemigos: Capítulo 39

Su tono ronco le puso muy nerviosa. O tal vez fueran una vez más sus palabras. El modo en que inyectaba cada palabra con una letal promesa. Bajo aquella capa de control presentía emociones más oscuras que las que Santopresentaba al mundo. Paula le había visto pasar de niño a hombre. Sin que él la viera, había observado cómo aprendía a hacer windsurf y a navegar. Admiraba aquella determinación suya que nunca le permitía dejar de hacer algo hasta que lo tuviera dominado. Y luego llegaron las mujeres. Chicas de cabello dorado que se pavoneaban por la playa con la esperanza de atraer la atención de alguno de los hermanos Alfonso.No era de extrañar que fuera tan seguro de sí mismo, pensó Paula. Nadie le había dicho nunca que no. Nadie había puesto en entredicho su supremacía. Y de pronto no pudo evitarlo.

–Tal vez tú no seas suficiente para mí –afirmó con voz pausada, decidida a jugar su propio juego–. Yo también tengo necesidades. Y son tan poderosas como las tuyas. Tal vez no seas capaz de satisfacerme.

Pedro alzó sus oscuras cejas, pero el tenue brillo de sus ojos sugería que no apreciaba la broma.

–¿Crees que no?

–No. No sé por qué los hombres piensan siempre que tienen el monopolio de las necesidades sexuales. Solo digo que tal vez sea yo quien tenga que buscar en otro lado.

Pedro detuvo el coche tan bruscamente que el cinturón de seguridad le dió un tirón. Sin hacer caso a la sinfonía de cláxones que sonaron detrás de ellos, se giró para mirarle y el corazón empezó a latirle con fuerza bajo su mirada, porque había desaparecido de ella el buen humor.

–No lo he dicho en serio –murmuró. Se dió cuenta de que había sido unaestupidez retarle de ese modo–. Me estabas desafiando y yo he hecho lo mismo.Por el amor de Dios, Pedro. Mi padre le fue infiel a mi madre durante todo su matrimonio. ¿De verdad crees que yo haría algo así?

Él aspiró lentamente el aire.

–No es una broma graciosa.

–No, pero... –Paula vaciló– ya que está conversación se ha vuelto seria, soy muy consciente de que vas a casarte conmigo por Balta, así que no puede decir seque nos haya unido el amor, ¿Verdad? No soy una chica dócil y obediente que vaya a quedarse sentada en una esquina mientras tú vas con otras mujeres. ¿Qué ocurrirá si te enamoras de alguien?

Pedro se la quedó mirando durante un largo instante antes de volver a centrarse en la conducción y desbloquear aquel tremendo tráfico.

–Me aburriría a los cinco minutos con alguien sumiso y obediente. No quiero que te quedes sentada en una esquina. Al ser mi esposa tendrás que destacar inevitablemente. Y aparte del pasado, te respeto como a la madre de mi hijo y eso es suficiente para unirnos. Y en cuanto a tu padre –endureció el tono–su comportamiento fue vergonzoso. Y nunca trataría de ese modo a la madre de mis hijos. No tienes que preocuparte. Y no tienes por qué estar celosa.

Humillada por haber revelado tanto, giró la cabeza y miró por la ventanilla,ajena a todo excepto a sus sentimientos. Se dió cuenta de no sabía siquiera dónde estaban.

–No estoy celosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario