viernes, 13 de octubre de 2017

Enemigos: Capítulo 21

–¿Y cómo conseguiste ese milagro?

–Le amenacé con llevarme a su nieto lejos si no accedía a mis términos.

La sorpresa dió paso al impacto. Así que era más fuerte de lo que parecía.

–Tú te someterás a la misma regla –continuó Paula–. No hablarás mal de mi familia delante de Baltaar, y lo sabré porque ahora mismo es una grabadora que repite todo lo que oye.

Impresionado por su negativa a verse envuelta en las hostilidades de los Chaves y los Alfonso, Pedro se tomó su tiempo antes de responder.

–En primer lugar, los malos sentimientos están en vuestro lado –aseguró con voz pausada–. Nosotros hemos intentado varios acercamientos que han sido rechazados sin excepción. En segundo lugar, serás testigo de todo lo que digo porque estarás delante. En tercer lugar, nuestras familias van a fusionarse, así que esto deja de ser relevante.

–¿Fusionarse? –Paula se apartó nerviosamente el pelo de la cara–. ¿Lo dices porque Balta es de los dos?

–Lo digo porque tengo intención de casarme contigo.

Se hizo el silencio en la habitación, y durante un instante Pedro se preguntósi le habría oído. Entonces ella emitió un extraño sonido gutural y dió un paso atrás.

–¿Casarme contigo? –murmuró en un susurró–. Debes de estar de broma.

–Disfruta del momento, cariño. Hasta ahora las mujeres han esperado en vano que les pidiera matrimonio.

Paula parecía haber sufrido un grave shock.

–¿Te estás declarando?

–En un sentido práctico, sí. En el romántico, no. Así que, si estás esperando a que hinque una rodilla, olvídalo.

Ella se llevó la mano al cuello y le miró como si estuviera loco.

–Aparte de que hace tres años que no nos hemos visto y que apenas nos conocemos, nuestras familias nunca lo aceptarían.

–Supongo que te refieres a la tuya, porque la mía me apoyará en cualquier decisión que tome. Eso es lo que hacen las familias. La reacción de la tuya no me interesa –se encogió de hombros con indiferencia–. Y en cuanto al hecho de que apenas nos conocemos, eso va a acabar pronto porque no voy a perderte de vista ni un instante.

Paula se acercó a la ventana caminando como si estuviera sonámbula.

–La semana pasada ví una foto tuya en la alfombra roja con una mujer del brazo. Tienes a un millón de mujeres detrás de tí.

–Entonces tienes suerte de que estuviera esperando a esa persona especial y no me haya comprometido todavía con nadie.

–No puedo aceptar tu proposición –la voz de Paula perdió algo de fuerza–. No lo necesito. Dirijo un negocio de éxito y...

–No estamos hablando de tí, sino de Baltazar. Si de verdad piensas en sus intereses, harás lo que es bueno para él –Pedro se acercó a ella por detrás.

Paula sacudió vigorosamente la cabeza.

–No sería bueno para él tampoco.

–Lo que no es bueno es que mi hijo crezca en una familia que no conoce el significado de esa palabra –afirmó él con frialdad–. Es un Alfonso y tiene derecho a todo el amor y la seguridad que ese apellido supone. Y voy a utilizar todos los medios a mi disposición para asegurarme de que así sea.

–Estás haciendo esto para castigarme –Paula abrió los ojos horrorizada.

Sabía cuánto poder tenía. Sabía lo que podría conseguir si se empeñabaen ello.

–Balta merece crecer en una familia sólida y fuerte, aunque no espero que lo entiendas.

Otro golpe bajo. Pero Paula no se inmutó.

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