lunes, 2 de octubre de 2017

Enemigos: Capítulo 1

Se hizo un silencio de asombro en la mesa de juntas. A Pedro Alfonso le hizo gracia la reacción y se reclinó en la silla.

–Estoy seguro de que todos coincidirán  en que es un proyecto emocionante –dijo con tono irónico–. Gracias por su atención.

–Has perdido la cabeza –quien rompió el silencio fue su hermano mayor,Federico, que últimamente había cedido algunas responsabilidades en la empresa para pasar más tiempo con su familia–. No puede hacerse.

–¿Porque tú no lo conseguiste? No te culpes. Es muy frecuente que un hombre pierda el olfato cuando está distraído con su mujer y sus hijas –Pedro habló con tono simpático.

Estaba disfrutando de aquel breve interludio tras unas semanas tan largas y duras.Y aunque sentía una punzada de envidia por que su hermano tuviera tanto éxito en su vida personal como en los negocios, se dijo a sí mismo que solo eracuestión de tiempo que a él le sucediera lo mismo.

–Es como ver caer a un gran guerrero. No te tortures. Vivir con tres mujeres puede volver a un hombre blando.Los demás miembros de la junta intercambiaron miradas nerviosas, perodecidieron sabiamente guardar silencio.

Pedro clavó la mirada en la suya.

–Sigo siendo el presidente del consejo de esta empresa.

–Precisamente por eso. Te has sentado en la fila de atrás mientras cambiabas pañales. Ahora déjanos las buenas ideas a los demás.

Estaba mostrándose deliberadamente combativo y Federico se rió sin ganas.

–No voy a negar que tu propuesta es excitante. Puedo ver el potencial empresarial de adaptar el hotel para acomodarlo a un espectro más amplio dedeportes que atraigan a la gente joven. Incluso estoy de acuerdo en que expandirnos por la costa oeste de Sicilia sería bueno para conseguir un tipo de turistas más selectivos.

Hizo una pausa y miró fijamente a Pedro a los ojos.

–Pero el éxito de tu proyecto radica en que consigas la tierra extra de la familia Chaves y el viejo te dispararía en la cabeza antes de vendértela.

Las bromas bien intencionadas dieron paso a la tensión.Las personas que estaban alrededor de la mesa bajaron la vista. Todo el mundo estaba al tanto de la historia entre las dos familias. Todo Sicilia lo sabía.

–Yo me encargaré de ese problema –afirmó Pedro en tono frío.

Federico emitió un sonido de impaciencia mientras se levantaba de la silla yse acercaba al inmenso ventanal que daba al Mediterráneo.

–Desde que tomaste las riendas del día a día de la empresa hasdemostrado mucho. Has hecho cosas que nunca creía que harías –se dió la vuelta–. Pero esto no podrás conseguirlo. Solo conseguirás reavivar la llama deuna situación que lleva candente casi tres generaciones. Deberías dejarlo estar.

–Voy a convertir el Alfonso Beach Club en nuestro hotel de más éxito.

–Fracasarás.

Pedro sonrió.

–¿Quieres apostar?Por una vez, su hermano no le devolvió la sonrisa ni recogió el guante del reto.

–Esto va más allá de la rivalidad entre hermanos. No puedes hacerlo.

–Ya ha pasado bastante tiempo como para dejar las ofensas a un lado.

–Eso depende de la gravedad de la ofensa –afirmó Federico.

Pedro sintió cómo la ira empezaba a bullir en su interior, y junto a ella los oscuros sentimientos que cobraban vida cada vez que se nombraba el apellido Chaves.

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