lunes, 18 de marzo de 2024

El Elegido: Capítulo 78

 -¿Qué quieres entonces?--preguntó con un hilo de voz.


Pedro la miró a los ojos con una intensidad que hizo que le temblaran las rodillas.


-A tí.


¡La quería a ella! Realmente la quería pero ¿Era suficiente? Ella lo amaba y si él no la amaba con la misma fuerza nunca sería suficiente. Incapaz de hablar, Paula guardó silencio esperando que hablara él.


-Cuando Pablo me dijo que estabas buscando marido -continuó Pedro-, consideré que yo era el candidato perfecto. La idea siempre me había hecho salir corriendo hasta entonces pero contigo sentía que la calma me invadía como si lo hubiera estado esperando toda la vida. Aunque has conseguido volverme loco. No puedo dormir, apenas como y por mucho que lo intente no puedo dejar de desear tocarte. ¿Qué crees que deberíamos hacer al respecto?


«Dímelo tú» pensó Paula incapaz de decir una palabra. Sus cuerdas vocales estaban atenazadas por la emoción.


-Bueno, yo he pasado algunas noches de insomnio y he podido dar con la solución -continuó poniendo una mano sobre la de ella y acariciándole la palma-. Cásate conmigo -le pidió Pedro.


-¿Qué? -preguntó Paula en un tono lo suficientemente alto como para que unas cuantas enfermeras volvieran la cabeza.


-Cásate conmigo, Paula.


-Pero... ¿Por qué?


-¿Por qué no? ¿No es lo que debería hacer un hombre perdidamente enamorado?


-¿Perdidamente...?


-Enamorado. Porque lo estoy, Paula. No me has dado otra opción, apareciendo en mi vida continuamente, haciéndome imposible olvidar lo arrolladora y asombrosa que eres.


-Eras tú quien aparecía continuamente...


-Da lo mismo, cada vez que creía haber racionalizado mis crecientes sentimientos por tí, allí estabas, tan hermosa, y encantadora y absolutamente adorable. No me dejaste opción -le sonrió mostrando sus hoyuelos, un gesto suave en los ojos-. Y al final me dí cuenta de que no quería perder la oportunidad de amarte. Quería tener la oportunidad de amarte más que a nada en el mundo.


-Oh, Pedro. No tenía ni idea.


-Ya me dí cuenta. Sólo fue necesaria una fiesta terriblemente cara para demostrártelo. Pero entonces encontré esa oferta para ir a esquiar y animé a Luciana y a Gustavo para que se fueran una semana.


-¿Alejaste a tu hermana a propósito? -dijo Paula comprendiéndolo todo.


-Lo cierto es que estaban planeando un viaje así de todas formas, simplemente no pensaban irse tan pronto.


-¿Lo hiciste para que tuviera que acordar todos los detalles de la fiesta contigo?


-Me temo que sí. Ya te dije que compraba el afecto de las mujeres de mi vida con dinero. Pero tú te obcecaste en estropearlo al final cuando te negaste a ser mi pareja en la fiesta. Ése no era el gran final que yo había planeado.


-Parece que es mi turno de pedir disculpas -dijo Paula sonrojándose por primera vez aunque su autoestima estaba por los cielos.

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