viernes, 15 de marzo de 2024

El Elegido: Capítulo 74

 -Era Pedro -admitió Paula consciente de que ya no podía seguir ocultándolo-, recién llegado de Nueva Orleans.


-Alto, hoyuelos, guapo y buen olor -Macarena sacudió la cabeza-. Debería haberlo imaginado. Ves, te dije el primer día que era el destino y no quisiste creerme.


-Ahora lo creo.


-¿Lo crees? -Macarena apoyó la mano en el brazo de Paula-. Lo amas, ¿Verdad?


-Lo amo, Maca. Soy una estúpida, pero es así -Paula se dejó caer en los brazos de su amiga sintiéndose perdida, pero aliviada al mismo tiempo.


-No eres estúpida. Es natural.


-Pero él no me ama -dijo Paula con la respiración entrecortada.


-Yo no estaría muy segura de eso. Sé de buena tinta que ha pasado toda la cena mirándoos a Diego y a tí con el ceño fruncido.


-Me porté mal con él.


-Ya es mayorcito y sabe cuidarse -se rió Macarena.


-Pero lo que él siente es lástima por mí.


-Bueno, puede que así sea. Y puede que se preocupe por tí.


-Eso es lo peor. No creo que sea así. Creo que ha pasado la vida especializándose en no preocuparse por nadie, y lo ha conseguido, como todo lo que se propone. Oh, Maca, creo que las últimas tres semanas han sido un completo desastre.


-No han sido un desastre. Has preparado una estupenda fiesta así que disfruta del éxito. Ya solucionaremos lo demás mañana -dijo Macarena secando las lágrimas que asomaban a los ojos de Paula.


La fiesta estaba en su apogeo, la pista llena de gente bailando y Paula se retiró a la tranquilidad de un balcón repitiéndose que aquello era lo que deseaba pero sintiendo que en realidad deseaba mucho más. Fuera, apenas había respirado el aire frío de la noche, cuando oyó la puerta de cristal que se abría y cerraba tras ella. Era Diego.


-Vuelve dentro, Diego. No tardaré.


Sin decir nada, el hombre se colocó tras ella y la rodeó con los brazos.


-¡Diego, por favor! ¿Qué estás haciendo? -gritó mientras luchaba por liberarse.


Diego la hizo girar bruscamente. Aquel hombre tenía una fuerza oculta.


-Somos adultos, Paula. No finjas que no sabes lo que estoy haciendo. ¿Por qué si no me habrías invitado esta noche? - preguntó clavándole los dedos huesudos en la carne.


-¡No, Diego! Pensé que te gustaría salir con gente que conoces.


-Y pensaste que podías darle celos al señor Alfonso.


Paula dejó de forcejear y miró a Diego a los ojos sorprendida de que se hubiera dado cuenta.


-No soy idiota, Paula. Ví la manera en que te miraba con deseo insatisfecho. Conozco muy bien la sensación como para no reconocerla en otro hombre. Y también conozco la manera de volverle completamente loco de celos: Hacer contigo lo que evidentemente él aún no ha conseguido.


Derek empujó a Holly contra la barandilla de hierro lastimándole la espalda. La apretó tanto que ella no pudo separarse Lo golpeó con furia en la espalda mientras él le besaba el cuello rabiosamente.


-¡No! Diego, por favor.


Antes de que Paula pudiera decir nada más Diego se retiró de ella y entre la confusión pudo ver cómo se llevaba las manos a la cara. Un puñetazo en pleno rostro lo hizo girar en redondo y caer al suelo. Paula ahogó un grito de terror y retrocedió un paso. Cuando alzó la vista se encontró con el agresor de Diego.

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