lunes, 18 de marzo de 2024

El Elegido: Capítulo 76

 -¿Paula? -preguntó una voz desde la puerta.


Ambos se separaron como si un rayo los hubiera golpeado. Paula trató de deshacerse del abrazo instintivamente pero Pedro la miró con cariño y depositó finalmente un ligero beso en la punta de su nariz. Lara y Luciana permanecieron de pie en la puerta, mirándolos a ellos y a Diego alternativamente, con la boca abierta.


-Lara -dijo Pedro con calma-, ¿Podrías decirle al doctor Thomas que venga a ver a Diego? Está inconsciente, pero creo que unas sales aromáticas bastarán para hacerle recobrar el conocimiento. Lo único que tendrá mañana será un buen dolor de cabeza.


-Bueno, traería al doctor Thomas si no estuviera ocupado con Macarena - explicó Lara sin despegar los ojos del hombre que yacía en el suelo.


-¿Maca? -dijo Paula acercándose a Lara y tomándola por los brazos- . ¿Algo malo le ocurre, Lara?


-No es nada malo -prometió Lara-. Está teniendo un hijo. Eso es todo.




Pedro corría por el pasillo del hospital y al dar la vuelta a la esquina se encontró a Pablo y a Paula envueltos en un cálido abrazo. Se detuvo en seco, de manera que sus zapatos rechinaron en el suelo, pero ellos no parecieron darse cuenta.


-Estoy aterrado, Paula -oyó que decía Pablo con voz tensa.


Pedro observó cómo se separaban y el rostro se le crispó por el dolor que le causó ver que Paula aún sostenía las manos de Pablo entre las suyas.


-No tienes por qué. Es más fuerte que nosotros dos juntos.


-¿Debería entrar ya? -preguntó Pablo-. ¿Crees que me están esperando?


Pedro esperaba oír a continuación la confesión de amor de Paula, pero en ese momento ella soltó las manos de Pablo y le revolvió el cabello cariñosamente.


-Ben -dijo Paula-, ese bebé no esperará ni siquiera por tí. Ve con ellos, tigre.


Una enfermera salió y acompañó a Pablo hacia la sala de partos, y entonces Pedro se dió cuenta de que lo que Paula había dicho era cierto. No había nada más que afecto entre Pablo y ella y sintió que se quitaba de encima un enorme peso. Cuando acusó a Paula de amar en secreto a Pablo sólo lo había hecho para buscar un defecto en ella, una razón para no sentir el amor tan intenso que sentía hacia ella, pero al verla olvidar su propia preocupación por Macarena para tranquilizar a Pablo sabía que no tenía nada de qué preocuparse. De pronto Paula se giró hacia él como si hubiera sentido su presencia. Pedro estiró el brazo y ella se acercó a él y se refugió en la tibieza de su pecho. Aquello era realmente agradable. Nunca antes se había sentido seguro y protector al mismo tiempo, y lo mejor era que en vez de querer salir corriendo sentía que allí era donde deseaba estar.

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