miércoles, 13 de marzo de 2024

El Elegido: Capítulo 68

Paula dejó de estirarse y miró a su amiga con la mirada perdida.


-Sólo digo que se conozcan, sin ningún plan preconcebido, sin ataduras.


Paula deseó poder hacerlo. Deseaba confiarle a su amiga que sus deseos se estaban convirtiendo en realidad: Primero, había encontrado al hombre perfecto, se había enamorado de él; segundo, estaba a punto de firmar el contrato más jugoso de su carrera; pero ambos deseos venían acompañados de los caprichos de una persona, una persona que sabía se sentía tan atraído por ella como ella por él, una persona que le había hecho tentadoras ofertas pero no promesas. Una persona que había demostrado que cuando surgían problemas salía corriendo. No había forma posible de confiar su futura felicidad en los brazos de Pedro Alfonso. ¿Qué podía hacer? ¿Seguir con su idea de encontrar a alguien a quien amar y olvidar la oferta de trabajo o aceptar el trabajo y esperar que sus sentimientos hacia aquel hombre se fueran desvaneciendo con el tiempo? Tal vez sería mejor rechazar ambas cosas y empezar de nuevo. Había sido feliz antes de chocarse con él en la calle, tal vez no absolutamente feliz pero al menos tenía la cabeza en su sitio. ¿Por qué no podía volver a su vida de antes de conocerlo? Trabajar por el día y salir de vez en cuando con alguien. No podía contárselo todo a Macarena.


-De hecho ya nos hemos besado.


-¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo fue? ¿Por qué no me lo dijiste?


-Una vez en la puerta de tu casa y el otro día en su departamento. Fue estupendo y no te dije nada porque no sé qué pensar de ello.


-¿Te besó él o lo besaste tú?


-Me besó él las dos veces.


-¡Paula! ¿A qué estás esperando? Es evidente que le gustas. No ha hablado de otra cosa desde que cenamos en casa los cuatro.


-¿De veras? -preguntó Paula incapaz de contener la emoción.


Quería confiar en su amiga pero en cuanto dijera en voz alta lo que sentía no haría sino más difícil soportar la incertidumbre.


-De veras. Vino a nuestra casa hecho polvo por una conversación que habían tenido en el Lunar.


-Oh, eso.


-Sí, eso. Le dijiste lo de tu padre.


-Mmm.


-Creo que le preocupa mucho que lo consideres un hombre sin raíces y después de conocer tu historia es comprensible. Pedro es un espíritu libre, como tu padre, tiene una fuerte personalidad, como tu padre, y resulta que también le gusta el boxeo como a él, pero eso no significa que vaya a dejarte sola de cuando en cuando sin decir a dónde va o dónde ha estado.


-Sé que no lo haría.


-Sé que lo sabes -dijo Macarena tomándola suavemente de los hombros para hacer que la mirara-. ¿Entonces por qué lo utilizas como excusa para no intentarlo con él?


Paula intentó zafarse para que su amiga no viera que sus palabras habían dado en la herida pero no lo consiguió.


-Pedro es un buen hombre y creo que realmente se preocupa por tí, y si no puedes creer que es bueno, amable y perfecto para tí entonces no creo que puedas encontrar nunca a alguien -añadió Macarena.


Paula miró a Macarena con lágrimas en los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario