miércoles, 6 de marzo de 2024

El Elegido: Capítulo 57

Pero Pedro notó la vacilación y su preocupación a causa de ella, como si Paula realmente deseara creerle. Tenía que haber una razón de peso tras aquella actitud y estaba decidido a averiguarla. Si para ella no significaba más que un cliente, o el amigo de unos amigos, no deberían importarle tanto sus aficiones pero estaba claro que sí le importaba. Y antes de cambiar de idea Jacob se estaba inclinando hacia ella y Paula no retrocedió sino que esperó hasta que sus labios rozaron los suyos levemente, igual que la primera noche fuera de la casa de Macarena y Pablo. Y al igual que aquella noche, el beso tierno se convirtió en algo mucho más apasionado. Todavía se inclinó más, presionando con sus labios y Paula respondió girando la cabeza para que el contacto fuera completo, aunque seguía sujetándose con las manos a cada lado de las piernas y con los codos pegados a los costados. Tras unos momentos de dicha infinita en la boca de él, ella notó que los hombros y los codos se le relajaban y perdía ligeramente la posición. Pero fue suficiente para que Pedro deslizara el brazo por detrás de su espalda invitándola a tumbarse sobre el sofá. Un torrente de deseo la inundó en respuesta al tacto cálido de Pedro, su varonil aroma y la insistencia de su cuerpo, al tiempo que la respiración se le aceleraba. Se movía con habilidad y ternura mordisqueándole el labio inferior y el deseo de Paula aumentaba. Aquél sí era el Pedro que ella adoraba: Generoso, dulce y embriagador. De pronto, el insistente sonido del teléfono se elevó por encima de ellos.


-¿No deberías contestar? -susurró Paula.


-Ya saltará el contestador -Pedro respondió dejando de besarla en los labios para exhalar un cálido aliento en el lóbulo de su oreja y a continuación depositar una lluvia de pequeños besos en su cuello.


Y en efecto, así ocurrió.


-Hola hermanito -dijo la voz alegre de Luciana. 


La pareja dejó de besarse y miró hacia el teléfono, sus rostros muy cerca el uno del otro.


-La nieve está fabulosa para esquiar. Y no, no me he roto una pierna. Gustavo te dice hola. ¿Qué tal van los preparativos de mi fiesta? ¿Has quedado ya con Paula como me prometiste? Si es tan encantadora como dices tal vez deberías invitarla a salir. Lo siento, no puedo evitarlo. Cuando estoy enamorada quiero compartirlo con todo el mundo. De todas formas, cuéntame cómo va todo. Hasta la semana que viene. Te quiero.


Paula notó que iba recobrando el conocimiento poco a poco y no esperó a que Pedro girara la cabeza para mirarla. Le puso una mano firme en el pecho y él accedió a separarse de ella.


-Supongo que era Luciana -dijo al tiempo que se incorporaba y ponía los pies en el suelo.


-Así es -respondió Pedro sin dejar de mirarla y poniéndole una mano en el muslo mientras jugueteaba con la otra con un mechón de pelo.


-De verdad, será mejor que me vaya -dijo Paula consciente de que si no lo hacía volvería a caer en el embrujo de aquellas manos poderosas y el encanto de aquellos labios. Para empezar, no debería haber dejado que ocurriera. Y la próxima vez, ninguna llamada de teléfono inoportuna la salvaría.


-¿Por qué? -preguntó él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario