lunes, 10 de mayo de 2021

Inevitable: Capítulo 55

 –Me alegro por tí –señaló Yanina–. En el instituto, tú y yo siempre estábamos haciendo dietas, ¿Te acuerdas?


Hasta que había descubierto lo de su aventura, Paula siempre había dado gracias porque Yanina hubiera sido su mejor amiga.


–Pedro Alfonso. Me sorprende verte por aquí –saludó David al otro hombre, extendiéndole la mano.


–Mis padres siguen viviendo aquí –replicó Pedro con la mandíbula tensa.


–Yani, ¿Recuerdas a Pedro? –preguntó David–. Un futbolista extraordinario.


-Claro –dijo Yanina con una sonrisa–. Paula estaba loca por tí cuando íbamos al colegio.


–Lo sé –aseguró Pedro.


–¿Lo sabías? –le preguntó Paula, muerta de vergüenza.


Él asintió. Gonzalo debía de habérselo contado, adivinó ella. Pero ¿Por qué? Se suponía que debía haber sido un secreto.


–Yo no lo sabía –anunció David.


–Los maridos… quiero decir los ex maridos son los últimos en enterarse –comentó Yanina, meneando la cabeza.


Paula hizo un esfuerzo supremo por ignorarla. Trató de morderse la lengua para no decir lo que pensaba, pues no sería apropiado de una dama. Además, Yanina no merecía que montara una escena. Pedro le pasó el brazo por la cintura y la atrajo a su lado. Paula se llenó de gratitud. En ese momento, era lo que ella necesitaba y se sumergió en su calor y en su fuerza. Le sonrió y él le devolvió la sonrisa. David y Yanina se quedaron boquiabiertos.


–¿Están… juntos? –quiso saber David, atónito.


Paula asintió. No le gustaba mentir, pero en ese caso era lo adecuado. Iban a cenar juntos, así que, después de todo, no era una mentira tan grande.


–Supe que habías vuelto para ocuparte de Ignacio, pero no sabía que tuvieras pareja –comentó David con disgusto.


Controlándose para no responder una grosería, Paula levantó la vista hacia Pedro. Él la sujetaba con gesto posesivo, sin quitarle los ojos de encima. Iba a estar en deuda con él para siempre, pero merecía la pena, pensó.


–Intento ser lo más discreto que puedo con mi vida privada – señaló Pedro.


–Pero no vives aquí, ¿Verdad? Creí que residías en la otra punta del país –inquirió Yanina, pálida de envidia.


–Phoenix –contestó él, apretándose más contra Paula–. Pero no me importaría jugar en el Indianápolis, para estar más cerca de Wicksburg.


–Vamos a tener un bebé –escupió Yanina, como si su protuberante vientre no fuera evidente–. Es un niño.


–Felicidades –dijeron Pedro y Paula a la vez.


–Sé que querías tener hijos cuando estabas con David –le recordó Yanina a su antigua amiga–. Tal vez, no puedas a causa de la enfermedad que tuviste, por todas esas medicinas y el transplante… Pero siempre puedes adoptar.


Después de dos años intentándolo, Paula no había conseguido quedarse embarazada. Los médicos le habían asegurado que no había ninguna razón biológica para ello y Yanina lo sabía. Igual que David. Aun así, no pudo evitar sentirse una fracasada. Pedro la abrazó un poco más, haciéndola sentir especial y aceptada.

1 comentario:

  1. Pero que pedazos de mierda que son esos dos!! Se merecen una buena patada atrás!!

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