miércoles, 16 de diciembre de 2020

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 54

 -No, mamá -negó Paula explicándoselo todo con detalle.


-Ah, así que lo que quieres es que me meta en los asuntos de la empresa. ¿Y qué crees que dirá Gonzalo?


-Si se lo explicas detalladamente estará encantado de ayudar -rió Paula-. Después de todo él es tu hijito.


-Señorita, me parece que te estás haciendo muy sofisticada para este mundo. ¿Cómo dijiste que se llamaban?-,


-García, Adrián y Carolina García. ¿Crees que...?


-Por supuesto que puedo comprobarlo -afirmó Alejandra-. Me sorprendería que no tuviéramos a nadie trabajando en esa zona. ¿Y qué tal está el señor Alfonso?


-Está bien, dentro de lo que cabe -contestó Paula bajando la voz-. Es un paciente terrible, pero con los niños es maravilloso. ¿Te acuerdas de él, de cuando iba al instituto?


-Sí, lo recuerdo muy bien, cariño. Por aquel entonces llegué incluso a pensar que iba a tener que hacer algo drástico con él, pero ya sabes, vino a casa, se explicó, y se disculpó perfectamente.


-¿Secretos? -preguntó Pedro poniéndose en pie con dificultad-. Saldré un rato al porche.


-Sí, estupendo -contestó Paula.


-¿Y bien? -preguntó su madre.


-Estaba... estaba hablando con Pedro -tartamudeó Paula-. Ha... ha salido al porche.


-Entonces -continuó su madre-, ¿Has llamado solo por lo de esa pareja, o hay alguna otra razón?


-Claro que sí, mamá. Quería hacerte una pregunta.


-Pregunta.


-Él... no deja de pedirme que me case con él. ¿Tú qué crees?


-Bueno... tú eres más joven que tus hermanas cuando se casaron. Y mucho más joven que yo, pero, ¿qué es lo que opinas tú?


-No lo sé -vaciló Paula-. A veces me asusta.


-¿Sí? ¿Quieres decir que te amenaza? 


-No, nada de eso, me... me besa, y... dice cosas que... ese tipo de cosas... Y le gusta acariciarme.


-Conque el sexo ocupa su mente, ¿Eh? -preguntó su madre riendo.


-Eh... Sí.


-Escucha, cariño, el sexo, en el matrimonio, es algo muy bonito. Y muy placentero. Y dices que es maravilloso con los niños, ¿No?


-Sí, lo es.


-¿Y a tí también te gustan los niños?


-Sabes que sí.


-Debo de haberlo olvidado -rió Alejandra-. He hablado con todas tus hermanas de estos-temas, pero supongo que he olvidado hablar contigo. Escucha, Delfina está a punto de salir para tu casa. Iré con ella, y mientras se lleva a tu paciente al hospital tú y yo charlaremos. ¿Te parece bien?


-Sí, me alegro mucho de que seas mi madre -contestó Paula emocionada.


-Y bien, ¿Qué ha dicho? -preguntó Pedro entrando en la cocina.


-Ha dicho que se ocupará de ello. 


-¿Y por eso lloraras?


-No, también ha dicho... -Paula tiró del delantal y se enjugó las lágrimas.


-Será mejor que vayas a vestirte -sugirió él con una sonrisa-. Aunque a mí, desde luego, me encanta mirar a las chicas que van en camisón.


Paula bajó la vista y gritó. Al subirse el delantal había enseñado más de lo que debía.


-Ha dicho que eres un buen chico, y no comprendo por qué -musitó Paula antes de marcharse.


-Pues ahora soy yo el que no comprende -musitó a su vez Pedro dando un sorbo de café-. Soy un buen chico... es decir, un buen hombre.


Paula Chaves entró en su habitación y cerró la puerta. Luego se miró al espejo.


-Paula Chaves, no vas a volver a llorar nunca jamás mientras estés en esta casa. ¿Entendido? 

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