miércoles, 2 de diciembre de 2020

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 27

Hacia las cuatro de la madrugada dejó de llover, para empezar a nevar. A las seis y media Nacho fue a la habitación de Paula, levantó las cortinas y se aseguró de que viera el panorama. Luego saltó a su cama y despertó a Martina.


-Vete, tienes que ir al cole -gruñó la niña.


-No hay cole -insistió Nacho-. ¿A que no, Paula?


Paula suspiró, se sentó en la cama y abrió un ojo. Ráfagas de viento luchaban por entrar por la ventana.


-¿Pero esto qué es? -gruñó Paula-. ¿Es que ahora tengo que encargarme también de llamarte, aunque no haya colegio? Esto es asunto de tu tío. Ve y pregúntale a él.


-Ya le he preguntado -repuso Nacho.


-¿Y qué ha dicho?


-Ha dicho: «Ve y pregúntale a Paula, ella está al mando en la casa». ¿Tú qué crees, Paula?


-Creo que voy a matar a ese hombre -musitó Paula-. Encontrarán su cadáver en primavera, mucho después del deshielo.


-¡Qué miedo! -tembló Martina-. ¡Pero si el tío Pedro es el tío más bueno de la familia!


-¡Bah! -soltó Nacho-. Es el único tío de la familia.


-Está bien, nada de discutir -ordenó Paula-. Creo que me va a dar dolor de cabeza.


-Bueno, pero antes de que te dé, ¿Por qué no me dices de una vez si crees que los colegios estarán cerrados? -exigió saber Nacho, muy práctico.


-Los colegios estarán cerrados -musitó Paula dejándose caer en la cama con los ojos cerrados.


-Eso no es justo -se quejó entonces Martina.


-¿Qué es lo que no es justo? 


-Yo no tengo colegio, así que a mí no me pueden cerrar el colegio, pero a Nacho, como tiene colegio, ahora resulta que le cierran el colegio. Y no quiere compartirlo conmigo. Tienes que ir a decírselo al tío Pedro.


-Yo que tú no iría -advirtió Nacho.


-¡Tiene que ir! -insistió Martina.


-Está bien, iré a decírselo al tío Pedro. Con tal de que no se peleen... - musitó Paula volviendo a sentarse en la cama, pero sin conseguir abrir un ojo.


-Yo que tú no lo haría -insistió Nacho.


-Escucha, voy a ir -suspiró Paula.


Paula se levantó de la cama, buscó la bata y se dirigió a la puerta.


-Yo no iría -dijo otra vez Nacho.


Paula, sin embargo, había salido ya de la habitación. Buscaba el interruptor con los ojos cerrados.


-Tiene que ir -insistió Martina.


-Ya se ha ido, pero lo lamentará -replicó Nacho.


-¿Por qué?


-Porque el tío Pedro duerme sin pijama -musitó Nacho ocupando el lugar de Paula en la cama.



Paula caminó por el pasillo guiándose por el tacto. La puerta del dormitorio de Pedro era la última de la izquierda. Era una suite con baño, y tenía espacio suficiente para poner una mesa y un ordenador. La puerta estaba entornada.


-Es para poder oír a los niños -había explicado Pedro el primer día nada más llegar ella.


-Pedro -susurró dubitativa al llegar al umbral de la puerta. No hubo respuesta. Dió unos pocos pasos y entró en la habitación. Alargó la mano y tocó los pies de la cama-. Pedro.


Tampoco hubo respuesta. Abrió bien los ojos y rodeó la cama. Las cortinas estaban echadas, la habitación estaba a oscuras, pero la cama parecía estar vacía.


-Pedro -musitó por tercera vez, enfadada. 

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