-Pero si es que la dijo, tía Paula. Y luego se puso a gritar y gritar: «¡Paula, Paula!» No nos llamaba a nosotros, solo a ella. La llama muchas veces, a gritos, sobre todo cuando tiene problemas. Y entonces Nacho le dijo que lo había hecho demasiado deprisa, que tenía que repetirlo para que lo viéramos bien, y el tío Pedro dijo algo así como: «Ve a buscar ayuda» - Martina se limpió la nariz y continuó-: Y entonces llegó Paula corriendo y todo se arregló, y eso es lo que pasó.
-Muy bien contado -la felicitó Alejandra-. Muy bien. Así que mi hija lo arregló todo, ¿No? Qué maravilla.
-Paula siempre lo arregla todo -intervino Eddie-, Es nuestra ama de llaves, ¿Sabes? Es un trabajo muy serio.
-Y si mis oídos no me engañan ahí viene otra de mis hijas con el paciente.
-¡Oh, Dios! -exclamó Paula-. Ahora, chicos, apartense un poco - recomendó corriendo al porche principal.
Era Delfina, en su Station Wagón. Había plegado el asiento trasero y había metido a Pedro con la camilla atrás. Justo en ese mismo momento llegaba al salón la tropa de hombres con la cama.
-No es nada serio -informó Delfina.
-¡Hah! ¡Qué sabrás tú! -gruñó Pedro desde su dolorido lecho.
-¡Venga, cállate! -soltó Paula- Es el segundo mejor médico de toda la Commonwealth, y si no hubieras hecho el tonto no te habría pasado nada.
-Justo lo que necesitaba, una calurosa bienvenida -gruñó Pedro.
-Bueno... -tartamudeó Paula.
-Saquenme de aquí -ordenó Pedro.
-Tranquilo, cada cosa a su tiempo -advirtió Delfina-. Solo es una pierna rota, no es una catástrofe. Además, los médicos no llevan a los pacientes de un lado a otro. Y dime, Pau, ¿Qué significa eso del segundo mejor?
-Creo que voy a ir a buscar ayuda. Para transportarlo -musitó Paula asomando la cabeza dentro de la casa-. Dense prisa, ha llegado el paciente - gritó.
-¡Pero si acabo de sentarme! -se quejó su padre.
-Papá se está haciendo mayor -advirtió Gonzalo.
Nadie se inmutó.
-Mamá está en la cocina, se los advierto -dijo Paula.
Todos se pusieron en marcha.
Una hora más tarde todo estaba listo, y los Chaves habían desaparecido de escena dejando sola a la familia con David Pleasanton. Pedro se había quedado adormilado en la cama del salón, y los niños se habían bañado y metido en la cama.
-¿Y qué te ha traído hoy por aquí, David? -preguntó Paula nerviosa.
-Bueno... me han vuelto a contratar en la Chaves Incorporated, y como tu hermano necesitaba ayuda me ofrecí voluntario -rió él.
-No me cabe duda -contestó Paula en voz baja-. ¿Y ahora?
-No tengo prisa por volver a casa, así que tú y yo podríamos hablar de ciertas cosas.
-Hablar, ¿De qué cosas?
-¡Ah, eres una chiquilla preciosa!
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