lunes, 14 de diciembre de 2020

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 50

Paula dejó caer la cabeza sobre el hombro de él y contestó:


-Mi madre crió a cinco niños, ¿y puedes creer que jamás en la vida la oí quejarse? Bueno, claro, mi hermana Delfina era casi una adolescente cuando mis padres se casaron, y mi hermana Vanesa era bastante mayor también. Las dos la ayudaron. Creo que yo no tengo la energía suficiente para ese trabajo.


-No te engañes -murmuró él-. Tu madre tenía a tu padre para ayudarla, ¿No?


-Sí, claro.


-¿Y se querían?


-Por supuesto que se querían. Es decir, aún se quieren.


-Exacto, cuando te enamoras todo te resulta más fácil. El amor allana el camino, ¿Sabes?


-Eso no lo sabía -respondió Paula relajándose tumbándose sobre él, subiendo los pies sobre el sofá. Él la agarró por el hombro con más fuerza-. Sabes muchas cosas sobre el amor para no haber estado nunca enamorado.


-¿Yo? Claro que he estado enamorado, una docena de veces. La primera en el instituto.


-¡Vamos, venga ya! Te conocí cuando ibas al instituto, a mí no me engañas -comentó Paula sintiendo de pronto curiosidad-, ¿Cómo diablos se sabe que estás enamorado?


-De muchas maneras. Para empezar, por ejemplo, me doy cuenta de que estoy enamorado cada vez que rodeo a una mujer por los hombros y siento que me relajo, que estoy a gusto con ella. Esa es una señal.


-Eso no es amor, es sexo -contestó ella tensa, comprendiendo que él la rodeaba así por el hombro en ese momento y se sentía relajada.


Lo que sentía, ¿Era sexo? ¿Y qué había sentido años atrás, en el instituto? En aquella época él la había rodeado por los hombros en más de una ocasión. ¿Era amor? Si lo ocurrido en aquel baile no los hubiera separado, ¿se habrían enamorado? Romeo y Julieta... apenas eran adolescentes pero... ¿Había sido amor?


-No olvides que el sexo es parte del amor -añadió él-. Una parte muy importante.


-Estás empezando a hablar como David Pleasanton. ¿Y qué más?


-Hubiera preferido que no mencionaras a ese tipo. De todos modos, ¿Qué opinas de compartir? Mi padre me dijo una vez que si miras a una chica y sientes que desearías compartir con ella hasta el cepillo de dientes entonces es que estás enamorado.


-¡Buagh! 


-Era solo un ejemplo. ¿Y esto otro?: si besas a esa persona, y sientes que es cálido, agradable y placentero, entonces es amor.  ¿Lo sería realmente?, se preguntó Hope. Él la había besado, y ella había sentido exactamente eso-. Deja que te lo demuestre.


Él la agarró del hombro. Paula se volvió y se encontró de pronto sobre sus rodillas. Entonces él la levantó hasta que sus labios estuvieron muy cerca. Y luego la rozó con ellos, con aquellos cálidos y dulces labios. ¿Qué era lo que estaba ocurriendo?, se preguntó Hope sintiendo que entraba en trance. ¿Era cálido, húmedo, placentero? Un escalofrío le recorrió la espalda. Él no sabía como las flores en mayo, sabía a... ¡Pizza! Cálido, dulce...


-¿Lo ves? -preguntó él apartando los labios, pero manteniéndola entre sus brazos, que la estrechaban suavemente.


Él la besó en la frente. Fue un beso dulce y reconfortante, pero sin sabor a pizza. Un nuevo escalofrío le recorrió la espalda. Eso era, se dijo en silencio. Suave, cálido, húmedo...


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