miércoles, 7 de febrero de 2018

Lo Inesperado: Capítulo 32

—Qué  bien —sonrió  Catalina, sentándose  a  su  lado— La  ví  en  Sainsbury  anoche  y  parecía a punto de dar a luz. ¿Cuándo sale de cuentas?

—En dos semanas.

La enfermera negó con la cabeza.

—Esa mujer no aguanta dos semanas. Seguro que lo tiene antes del sábado.

—¿Eres clarividente? —rió Pedro, sentándose frente a ellas.

—No. Pero sé cuándo una mujer está a punto de dar a luz.

—Deberías  trabajar  en  la  unidad  de  obstetricia  —rió  Paula—. ¿Qué te  pasa? Pareces  cansada.

—Lo estoy —contestó Catalina—. Llevo semanas entrenando con Apolo.

—¿Quién es Apolo?

—Mi  perro.  Llevamos  mucho  tiempo  entrenando  para  el  equipo  de  rescate  en  la  montaña. Por cierto, ¿Van a ir a los fuegos artificiales del sábado?

Paula se puso colorada. ¿Por qué todo el mundo se refería a ellos como una pareja?

—Claro que sí —contestó Pedro—. Se lo prometí a Valen.

¿Qué le había prometido a Valen?, se preguntó ella. Y, sobre todo, ¿Por qué lo había hecho?

—El dinero de las entradas irá a una causa benéfica.

—Estupendo —murmuró  Paula,  levantándose para  volver a  la  consulta.  Su  primera  paciente de la tarde era Beatríz Thompson.

—Hola, doctora Chaves.

—Hola, señora Thompson. ¿Qué tal la tos?

—¿Qué tos?—preguntó la mujer, sorprendida—. Ah, la tos, claro. Bueno, la verdad es que se me ha quitado.

—Me alegro. Entonces, ¿Qué puedo hacer por usted?

Beatríz sujetó su bolso, nerviosa.


—Es difícil para mí...

—Señora Thompson, sé que le ocurre algo. ¿Por qué no confía en mí?

Los ojos de Beatríz se llenaron de lágrimas.

—Lo siento mucho, doctora Chaves. Me estoy comportando como una tonta. Es mi marido... Supongo que habrá leído el artículo en el periódico.

—La verdad es que sí.

—Francamente, lo que  me  asombra es que no haya ocurrido antes  —murmuró  la  mujer, nerviosa—. Lleva un año bebiendo mucho.

—¿Podría convencerlo de que viniera a verme? —preguntó Paula.

Beatríz se encogió de hombros.

—Antes  de  que  apareciera  el  artículo,  le habría  dicho que  no.  Es un  hombre  muy  orgulloso.  Pero  ahora... es  posible  que  pueda  convencerlo.  Yo  he  intentado  hacer  algo por él, pero...

 —Señora  Thompson,  si  su  marido  bebe  mucho  debe  recibir  ayuda  profesional. Necesita hacer un programa de desintoxicación.

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