lunes, 15 de enero de 2018

Lo Inesperado: Capítulo 9

—¿No trabajas el sábado?

—Sí, pero no importa. Nicolás irá con mi madre.

—¿Seguro?

—Seguro, pero gracias por preguntar.

Sabía que Gabriel le daría el día libre si se lo pedía, pero no pensaba hacerlo. El director de la clínica ya había hecho más que suficiente por ella.

—Hablando del sábado. Antonio Masters piensa dar una cena y he pensado...

—La respuesta es no —lo interrumpió ella. Siempre pasaba lo mismo. Ante la menor oportunidad,  Gabriel se  ponía  a  hacer  de  Cupido—. Ya  sé lo que vas  a decir  y  te  lo  agradezco. Pero no necesito pareja.

 El hombre la miró con expresión preocupada.

—Paula , eres joven y no deberías enterrarte en vida por Valentina.

—Mi  hija  y  yo estamos  estupendamente  —replicó ella,  colgando  su  abrigo  en  la  percha.

—No es  verdad. No  haces  vida  social,  no  sales con  nadie.  Sé  que  tienes  problemas  económicos por culpa de ese canalla...

—Soy  una  mujer   independiente   y   eso  es  lo  único  que  importa   —volvió  a   interrumpirlo Paula—. Un niño no necesita lujos, necesita cariño y atención. Valentina y yo somos felices, así que no te preocupes.

—Pues estoy preocupado —insistió Gabriel—. Deberías salir con alguien que cuidase de tí.

—¿Cuidar de mí? No he conocido a ningún hombre que quiera cuidar de mí y de mi hija. Y nos cuidamos muy bien solas.

—Te mereces mucho más... —empezó a decir el hombre, con tristeza.

Paula lo besó en la mejilla.

—Tú eres encantador, Gabriel, pero no hay muchos hombres como tú.

—Pero si yo conociera a alguien...

—Por  favor, déjalo  ya.  Yo  soy  feliz  y  Valentina también.  No  necesito  nada  más  —dijo Paula, abriendo la puerta de su consulta.

—Vale,  vale.  Lo siento  —se  disculpó  Gabriel—. Pero  no  te  vayas  todavía.  Tengo  que  consultarte sobre un paciente.

—¿Paciente tuyo o mío?

—Tuyo. Anoche tuve que ir a visitar a Martina Watson. Sufrió un ataque de asma.

—¿Otra vez? Es el segundo esta semana. ¿Está ingresada?

Gabriel asintió, pasándose la mano por el cabello gris.

—He hablado  con  el  responsable  de  cardiorespiratorio  y  me  han  dicho  que  van  a  aumentar la dosis de corticoides.

—Ya estaba tomando una dosis razonable...

—Eso si la estaba tomando —la interrumpió Gabriel—. Yo creo que no.

—¿Por qué una niña  de  nueve  años no iba a tomar  la  medicación  que  le  han  prescrito?

—No lo sé —contestó el director de la clínica, con expresión preocupada—. Pero si la estuviera  tomando  no  creo  que  hubiera  sufrido  el  segundo  ataque.  ¿Por  qué  no  hablas con Catalina?

Catalina Griffiths,  la  enfermera  de  la  clínica,  conocía  mejor  a  los  pacientes  que  los  propios médicos.

—Lo haré. Y también habrá que comprobar si Martina sabe inhalar bien.

 —Muy bien. ¿Alguna noticia sobre Franco Williams?

—¿Cómo sabes lo de Franco?

—Nunca intentes ocultarle algo al viejo Gabriel—sonrió el hombre—. Me encontré con Matías  anoche y me contó la historia.

Paula recordó de nuevo a Pedro Alfonso. Pero sería mejor pensar en otra cosa.

—Pensaba contártelo hoy.

—Franco es un buen chico, pero hace cosas que... —empezó a decir Gabriel.

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