viernes, 19 de enero de 2018

Lo Inesperado: Capítulo 11

Sin esperar un segundo, llamó a la secretaria del doctor Gordon y pidió hora para su paciente. Se le había pasado la mañana volando y cuando miró su reloj, se dio cuenta de que llegaba tarde a la comida con Gabriel.

—Hola. Siento llegar tarde... —Paula no terminó la frase al descubrir que, sentado al lado del director de la clínica, estaba Pedro Alfonso, que observaba su reacción con una sonrisa.

—Te estábamos esperando. Quiero presentarte al nuevo interino —dijo Gabriel.

—Ya nos conocemos —sonrió Pedro.

Paula sintió  un  ataque de pánico.   No quería trabajar  con  aquel  hombre.   Pedro Alfonso la hacía sentir... la hacía sentir...

—No sabía que se conocieran.

Ella  no  confiaba  en  la  inocente  expresión  de  Gabriel. Además, se había  encontrado con Matías y él tenía que haberle hablado de Pedro. Seguro. Aquella era otra de sus trampas para buscarle novio.

—Nos conocimos en la montaña —explicó Pedro—. Paula me dió consejos sobre cómo bajar por una cuerda.

Gabriel Carter sonrió.

—Excelente. No se me había ocurrido pensar cuántas cosas tenéis en común. Así será más fácil que tengáis una buena relación profesional.

¿Buena  relación  profesional?  Paula no  se  veía  teniendo  una  buena  relación  con  aquel  hombre ni aunque viviera cien años. Él  era  todo  lo  que  odiaba  en  un  hombre:  arrogante,  machista... y  terriblemente  atractivo. ¿Trabajar con él? ¡Nunca! Pedro Alfonso la hacía sentir como una mujer y esos eran sentimientos que Paula había desterrado tiempo atrás.

—¿No vas a comer, Paula? —preguntó Pedro entonces con una sonrisa.

—Creí que no  te  gustaban  las  mujeres  médicos  —dijo ella, intentando  disimular  su  turbación—. Especialmente las mujeres rubias.

—Al contrario. Me gustan mucho las mujeres médicos, especialmente si son rubias.

Paula se  mordió  los  labios  cuando  vió  el  brillo  burlón  en  los  ojos  del  hombre.  Pero aquella vez no caería en su trampa.

—Pedro va a ayudarnos hasta que encontremos a alguien que ocupe el puesto de Lucas. Y un médico como él es justo lo que necesitamos —dijo Gabriel.

—Puede que Paula no esté de acuerdo —sonrió Pedro—. Ella cree que soy un machista insoportable.

—Yo diría que lo eres un poco. Tantos años en el ejército...

—¿En el ejército? ¿Estudiaste medicina en el ejército? —preguntó Paula.

—No. Primero estuve en el ejército y luego estudié la carrera.

Podía  imaginarlo  en  el  ejército.  Con  el  pelo  muy  corto,  los  rasgos  cuadrados  y  la  naríz recta parecía un oficial de película.

—¿Cuál es tu especialidad?

—Traumatología.

Una  pregunta  tonta,  pensó  entonces,  recordando  lo  que  había  hecho  con  Franco.  Eso explicaba su habilidad y su confianza.

—¿Vas a llevar la consulta de urgencias?

—Eso parece.

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