jueves, 27 de noviembre de 2014

Casada por Obligación: Epílogo

Era septiembre  y el sol aún brillaba con fuerza en el Mediterráneo. Paula se asomó al balcón de su cuarto y vió a Theo, Milo y a su hijo Mateo jugando en la piscina.
En todos los meses que había pasado sola, nunca imaginó una felicidad tan completa.
—Paula, son más de las nueve y tu maleta está lista —dijo Pedro, llegando tras ella y abrazándola por la cintura—. Es nuestro segundo aniversario y tenemos que empezar a celebrarlo...
—Creo que ya lo empezamos a celebrar a medianoche —sonrió ella, traviesa.
—Pues tenemos que seguir haciéndolo —prometió él—, pero el helicóptero está esperando y quiero que lleguemos antes de medianoche. Tengo una sorpresa para tí.
—¿Estás seguro de que Mateo estará bien solo?
—¿Solo? —rió él—. Solo no va a estar ni un segundo. Tiene a todo el servicio, a Theo y a Milo a sus pies.
—Tienes razón —dijo ella, y lo besó en la mejilla—. Iré a ducharme. Sola —informó al ver brillar sus ojos—. Tenemos prisa, ¿recuerdas?
Paula no había dejado de sonreír cuando salió de la ducha. Los últimos catorce meses habían sido de pura felicidad. Habían pasado el tiempo entre la casita de Sussex, Atenas y la casa de Zante. Mateo había nacido en la casita para desmayo de su padre, con la ayuda de la mujer de un granjero, el día antes de su primer aniversario de boda. Era la viva imagen de su padre.
El día anterior había sido su cumpleaños, y en medio de la fiesta, el niño había decidido dar sus primeros pasos.
—Vamos, Paula... nos están esperando —Pedro estaba tan atractivo y atento como siempre, aunque se impacientara un poco a veces.
Una hora después y tras muchos besitos al niño, subieron al helicóptero que había aterrizado en el jardín.
—Sólo vamos a estar una noche fuera, tampoco es para tanto —murmuraba él, pero Paula sonrió porque él había pasado tanto tiempo despidiéndose de Mateo como ella.
Paula quedó sorprendida cuando el helicóptero aterrizó en el tejado del hotel de Zante donde pasaron su noche de bodas. Miró a Pedro sin comprender muy bien aquello... iban allí a menudo; no era una sorpresa muy original.
—Sé lo que estás pensando —dijo él, pasándole un brazo por los hombros—, pero esto no es la sorpresa.
—¿Entonces dónde vamos?
—Paciencia...
Pero su paciencia empezaba a agotarse cuando el taxi les dejó al pie de las escaleras que llevaban a su casa. Pedro se detuvo al llegar al final de los escalones.
—Ahora es cuando empieza la sorpresa: tengo que vendarte los ojos.
Ella lo miró con ojos brillantes. Estaba guapísimo.
Pedro le vendó los ojos y la condujo por la cintura hasta que se detuvo.
—Ya hemos llegado —y le quitó la venda—. Esto es.
Ella estaba junto al jardín que había ideado para su tía, donde estaba la tumba de la niña que no llegó a nacer, y en el acantilado, a dos metros de altura, había un nicho de mosaico con una escultura de una virgen con el niño. Los ojos se le llenaron de lágrimas que derramó sin vergüenza.
—Sé que a tu tía le hubiera gustado más una lápida, pero esto me pareció un buen sustituto y que tal vez te gustara —le dijo él, abrazándola por la cintura—. Lo siento si me he equivocado. No llores, por favor. No soporto verte llorar.
Paula levantó la cara con una gran sonrisa. Sus lágrimas eran de alegría y un toque de tristeza por lo que aquella virgen representaba. Sabía que Pedro la amaba, pero la sensibilidad de ese regalo le llegó muy dentro.
—No te has equivocado, Pedro. Me encanta. Y te quiero —dijo ella—. A mí no se me hubiera ocurrido, pero seguro que a la tía Mary le habría gustado. Es una sorpresa preciosa.
Él la besó tiernamente y cuando por fin levantó la cabeza, fue para hacer otra confesión.
—He de decir que tengo otro motivo para traerte aquí.
—¿En serio? —entre sus brazos como estaba, a Paula no le era difícil notar su erección, y ella empezó a excitarse también. Creía imaginar lo que él estaba pensando.
Y no estaba equivocada del todo.
—Sí, es una tradición que quiero retomar —dijo, besándole el cuello y acariciándole los pechos—. Theo fue concebido en esta playa, y mi madre también. Si estás de acuerdo, me gustaría que nuestro siguiente hijo siguiera la tradición familiar...
Y nueve meses después, nació Olivia...

Llegamos al final de esta hermosa historia, se la dedico a @pedropaulaoli4, gracias mari porque sin tu ayuda no hubiera sido posible que esté subiendo noves, y  por escucharme, estar, por todo, gracias amiga!!!

6 comentarios:

  1. Qué bello final Naty!!!! Me encantó esta historia. Muy tierna. Gracias x subirla.

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  2. Natyyyyy ... que hermoso final, me encanto !!!! Gracias :))

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  3. Me encanto la historiaa! Buenisima la nove!

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  4. Hermoso final!!!! Gracias por compartir esta historia tan linda!

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  5. Divina toda la historia! Super atrapante! ;)
    Gracias por compartirla!

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