domingo, 16 de noviembre de 2014

Casada por Obligación: Capítulo 30

Pedro miró los escalones tallados en la roca y volvió a mirar a Paula.
—¿Es el único modo de bajar?
—Hay un muelle ruinoso para acceder por barco, pero eso es todo —dijo ella, sonriendo—. Espero que estés en forma.
—No, espera —Pedro la agarró del brazo—. Deja que baje yo primero para que pueda agarrarte si tropiezas —no tenía intención de perder a su mujer en aquellas rocas.
—Oh, qué caballeroso —bromeó ella.
La casa de la tía Mary en Zante era una construcción típica de la isla, de un solo piso y de unos ocho por dieciséis metros. Estaba situada en una estrecha lengua de tierra un poco más alta que la playa. Había sido reformada hacía una década añadiendo otros quince metros para crear una salita con cristaleras que aprovecharan las maravillosas vistas.
—No está tan mal como pensaba —dijo Pedro al ver la original puerta de la casa. Paula se permitió una sonrisita pensando en la sorpresa que le esperaba—. He quedado con un arquitecto para que venga a verla el miércoles.
Eso le borró la sonrisa a Paula. No quería que nadie viese la casa de su tía, y mucho menos en su presencia, pensó avergonzada mientras Pedro entraba hacia la salita.
Paula conocía los viejos muebles y la decoración anticuada, pero sabía que el espíritu de su tía estaba allí. Inquieta, fue a mirar por la ventana pensando en si ella hubiera aprobado lo que había hecho.
Pedro fue tras ella y le puso un brazo alrededor de la cintura. Ella se apoyó contra él, contenta por una vez de tener su apoyo.
—No sé por qué decías que no era habitable. Es un poco pequeña, pero está bien para pasar las vacaciones. Y ya sé por qué Theo quería volver: la vista es espectacular.
—Sí —asintió Paula, mirando el acantilado que protegía la pequeña bahía de los elementos. Después miró un caminito de tierra que llevaba al jardín detrás de la casa.
—Vamos, veamos las habitaciones. Theo dijo que había dos, pero seguro que cambiaron esa distribución cuando hicieron la reforma —sugirió él, girándola en sus brazos para besarla.
La ya familiar excitación la pilló casi por sorpresa, y lo rodeó con los brazos, apretándose mucho contra él, deseosa de su contacto. Por un momento, Paula se abandonó al placer físico que sólo Pedro  podía producir en ella. Pero sólo por un momento. Enseguida tuvo una idea mejor.
—¿No querías ver la habitación? —dijo, risueña, y echó a correr hacia el pasillo.
Pedro  la miró asombrado y la siguió. Ella, sonriente, abrió la puerta y encendió la luz.
—¡Ta—chán!
—¡Dios mío! —exclamó Pedro.
Su expresión no tenía precio, y Paula se echó a reír con todas las ganas. Las dos habitaciones originales y el baño se habían convertido en una lujosa suite. Tres de las cuatro paredes aparecían decoradas con murales representando figuras eróticas desnudas de la antigua Grecia en posiciones inexplicables. El techo estaba cubierto de seda salvaje y en el centro había una cama dorada con dosel, con cuatro serpientes talladas en los postes de la cama; el colchón era redondo.
—Ahora comprendo por qué no querías que Theo viniera a visitar la casa —dijo Pedro, entrecerrando los ojos—, pero no sé por qué no te parecía apropiada para nosotros dos.
A Paula se le quedó la boca seca y un súbito ardor se le instaló en el vientre.
—Tal vez porque no te conocía tan bien cuando lo dije —respondió ella, sorprendiéndose a sí misma por su sinceridad, y lo abrazó. La atmósfera del cuarto chispeaba con la tensión sexual acumulada.
—¿Y ahora que me conoces mejor, te apetece que nos quedemos un rato? —sugirió él.
—Oh, sí. Yo... —pero él le tapó los labios con su boca antes de que pudiera decir nada más.
Él la tomó en brazos y la llevó hasta la cama mientras ella se deshacía de las sandalias por el camino.

3 comentarios:

  1. Buenísimos los 2 caps Naty!!!!! Me encanta esta historia. Creo q ya te lo he dicho muchas veces jaja.

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  2. Natyyyy .. me encantaaaa !! jajajajajaj esta buenisima la historia.

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