sábado, 15 de noviembre de 2014

Casada por Obligación: Capítulo 28

Sin la presencia de Pedro a su lado desde hacía horas, Paula miró a la multitud que la rodeaba, incrédula. Se acababan de casar en los jardines de su casa de Grecia, y si eso era lo que él consideraba una fiesta sencilla, intentaría no estar cerca cuando organizase una grande.
Había cerca de doscientas personas. Ella llevaba un vestido color marfil con corpino de un famoso diseñador. Pedro y ella se habían sentado juntos para presidir el impresionante banquete y después abrieron el baile en el centro de la terraza.
Paula miró por un momento a su ya marido. Un grupo de hombres lo habían arrastrado al centro de la pista de baile, se habían quitado las chaquetas y estaban bailando una danza tradicional griega. La música y los gritos la ensordecían, pero estaba tan sexy que la cabeza empezó a darle vueltas. Apartó la cabeza y vio el balcón del nivel superior, cuyas columnas de mármol estaban rodeadas por una vieja parra. Fue hacia allí y se recostó contra una de las columnas. El frío del mármol le sentaba bien.
Lo había hecho: estaba casada y todo el mundo era feliz. Theo estaba radiante. Sonrió al recordar la alegría del anciano cuando la recibió el día anterior. El abuelo de Pedro, con su gentileza, la había ayudado mucho a calmar los nervios que sentía por casarse con Pedro.
La noche anterior y a pesar de las protestas de Pedro, le habían dado una habitación para ella sola. Paula se había alegrado de tener su propio espacio después de haber pasado las dos noches anteriores en la cama con Pedro. Adoptar la actitud sofisticada de cara al sexo de Pedro era mucho más difícil de lo que había pensado.
Por la mañana y para su sorpresa, Theo le llevó el desayuno a la habitación y le dijo básicamente que Pedro era un buen hombre y que estaba seguro de que la quería. Pero también sabía que podía ser demasiado agresivo cuando deseaba algo, y que si Paula tenía dudas acerca de casarse con él, debería decirlo.
Paula lo tranquilizó y le pidió disculpas por haberle mentido en Londres; la excusa que le dio era que Chris estaba en esos momentos saliendo con Jan. Theo pareció aceptar la historia, pero ella supo que el hombre veía mucho más allá de lo que Pedro creía.
—Disculpe... —un hombre mayor muy atractivo y con una abundante melena blanca estaba frente a ella—. Me preguntaba si podría hablar con usted.
—Por supuesto... Usted es el señor Karadis, ¿verdad? —recordaba su nombre porque cuando lo había visto en la fila de invitados que acudían a felicitar a los novios, él había parecido muy sorprendido al verla. En esos momentos, el hombre estaba acompañado por su esposa y alguien de la edad de Pedro, más o menos, en silla de ruedas.
—Usted es... o era... Paula Chaves, ¿verdad?
—Sí, ¿por qué? —al ver cómo los ojos del hombre se llenaban de emoción, Paula se preguntó si debía hablar con un extraño...
—Usted es la... ¿cómo se dice? ¿Sobrina? De mi preciosa Mary, ¿verdad?
Cinco minutos más tarde, Paula  tenía los ojos llenos de lágrimas mientras agarraba las manos del hombre entre las suyas. Él había sido el amante de su tía Mary durante cuarenta años, y si no había dejado a su mujer, había sido por su hijo enfermo. Paula habló al hombre del testamento de su tía y de la casa de Zante, y los ojos se le llenaron de lágrimas.
—Disculpa a este viejo, pero ahora sé que mantendrás vivo su recuerdo en ti y que guardarás nuestro secreto —se inclinó y la besó en la mejilla—. Si alguna vez necesitas algo, llámame.
¿Dónde demonios se había metido? Pedro, que caminaba hacia la casa, se detuvo de inmediato. Su esposa desde hacía pocas horas estaba en el balcón con Karadis, agarrados de las manos mientras él le besaba en la mejilla. Demonios, acababa de conocer a aquel hombre, que probablemente fuera el único en toda Grecia tan rico como Pedro. ¿Qué tenía Paula para los hombres mayores? Theo había caído presa de su embrujo con sólo mirarla y Karadis, un hombre conservador, lo había imitado.
—Así que aquí es donde te escondías —dijo, y Paula levantó la cabeza al oír la voz de Pedro.

Estos caps se los dedico a @mimiroxb, que sé que le encanta la nove.

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