martes, 4 de noviembre de 2014

Casada por Obligación: Capítulo 6

Había invitado a Jan a cenar en un par de ocasiones aquella semana, y se había contenido para no mencionar el tema de su herencia. Había mantenido su relación a un nivel de flirteo, pero sin llegar más allá.
En ese momento se acordó de su abuelo y miró hacia el lugar donde estaba sentado aún junto a la infiel Paula Chaves. Cuando el anciano vió que lo miraba, le hizo señas con su bastón llamándolo para que se acercara. ¿Qué ocurría?
—Disculpen —dijo pedro de repente—, pero creo mi abuelo me necesita —y con una sonrisa de disculpa a Jan y a sus padres, se alejó de ellos para llegar junto a Theo.
En cuanto se acercó, su abuelo descargó sobre él un torrente en griego declarándole el más ******* de la cristiandad. ¿Qué estaba haciendo agarrado a ese palo de escoba rubio? Estaba saliendo con la hija equivocada. ¿Estaba loco? Era con Paula con quién debía estar saliendo, pero con aquello había hecho desaparecer todas las posibilidades de Theo de conseguir la casa.
Asombrado ante tanta información, Pedro miró a Paula y después a Theo, sintiéndose en efecto el más *******. Después el sentimiento se vio reemplazado por una ira repentina y le replicó a su abuelo que cómo demonios iba a saber él que había dos hijas. Además, Theo le había dicho el nombre de Jan.
En ese momento pensó que tenía que haber estado loco para dejar que Theo lo metiese en ese lío. Ahora tendría que dejar una relación con Jan que nunca había deseado empezar. Y no sería fácil. Empezó a contárselo a Theo en términos muy claros.
Paula veía claramente que los dos hombres estaban discutiendo y, aunque no le gustaba la idea de enfrentarse a Pedro , sintió compasión por Theo. Levantándose, cortó la larga parrafada en griego con voz serena.        
—Disculpe, señor Alfonso, pero su abuelo no se encuentra muy bien y los gritos no lo ayudarán.
¡Paula le estaba dando una lección! A Pedro le dejó sorprendido cómo aquella mujer se atrevía a darle lecciones.
—No estaba gritando —dijo Pedro cuando se recuperó de la sorpresa—. Los griegos somos muy apasionados al conversar y en todo lo demás —dijo, como recordatorio nada sutil de los momentos que habían compartido—. Además, sé perfectamente lo que Theo necesita —miró a su abuelo y vio que sonreía. ¡Estaba disfrutando con aquello! Pero Pedro estaba decidido a no quedar como el malo de la película ante aquella mujer que se acostaba con el primero que pillaba. Por preciosa que fuera.
—Insistí para que se quedara en casa, pero él quería venir a la fiesta para volver a verte, Paula —dijo Pedro—. Al parecer, le has causado muy buena impresión. No ha dejado de hablar de ti desde la junta de accionistas. Me dijo que tenías un negocio, pero omitió que tenías un socio —y miró a su alianza—. Bueno, su inglés no es muy bueno —añadió, mirando a su abuelo, que acababa de darse cuenta de que la mujer estaba casada—. ¿Está aquí tu marido? Me gustaría conocerlo —dijo, casi insultantemente, mirándola fijamente con aquellos ojos de acero.
Paula  no pudo evitar que se le tiñeran las mejillas de rojo ante una pregunta tan directa de él, pero de pequeña había sufrido una leve dislexia y estaba acostumbrada a las risas de los demás, así que se preparó para defenderse.
—Theo habla inglés muy bien —dijo ella, mirando al anciano y sonriendo—. Yo lo entiendo perfectamente, y usted no debería dejar en mal lugar a su abuelo —añadio, sus ojos ambarinos chocando con los grises de él—. Y sí, tengo un socio y se llama Liz, mi mejor amiga, aunque yo no le dije nada de eso a Theo cuando nos conocimos —lo que implicaba que estaba llamando a Pedro mentiroso—. Y, con respecto a mi marido, murió hace tiempo. ¿Está satisfecho?
Por segunda vez en pocos minutos, Pedro se quedó sin saber qué decir. La bella Paula estaba libre de nuevo; no le importaba cuándo hubiera muerto su marido, sino que estaba a su alcance... excepto por el hecho de que él estaba saliendo con su hermana. Hacía falta un control de daños, y rápido.
—Lo siento, Paula —dijo, captando en sus ojos un brillo de tristeza que lo hizo sentir como un *******—. No pretendía ofenderte, ni tampoco a Theo. Siento profundamente la pérdida de tu marido.
—Gracias —respondió ella secamente, sin creerlo y sin mirarlo. Estaba demasiado sorprendida: Pedro Alfonso la había enfadado tanto que había admitido en público la muerte de Alan, cosa que rara vez tenía fuerzas de hacer.
—Disculpa a mi sobrino por ser tan brusco. Sé exactamente cómo te sientes —le dijo Theo, y ella agradeció su intervención—. Yo también he perdido a mi esposa, pero deja que te asegure que con el tiempo te sentirás mejor —después de dedicarle una dulce sonrisa, miró a su nieto—. Pero Paula tiene razón, Pedro. No me encuentro muy bien y tal vez no debí haber venido —se puso en pie con mucha más agilidad de la que Paula hubiera imaginado en él, justo en el momento en que Jan apareció junto a ellos.
—Pedro, cariño, ¿va todo bien?

4 comentarios:

  1. Buenísimos los 2 caps Naty. Qué lío se va a armar jajajaja

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  2. Ayyy Naty esta buenisima jajajajaj q genio el abuelo

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  3. Muy buenos los 2 capítulos! Está empecinado el abuelo en juntarlos! jajaja

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