viernes, 23 de junio de 2023

Falso Compromiso: Capítulo 60

 –Eh, apártate de mí –dijo Paula riendo al tiempo que, juguetonamente, le daba un empujón.


Pedro se inclinó sobre ella, colocando ambos brazos a cada lado de su cintura, y sus ojos oscurecieron al mirarla.


–¿Estás segura de que eso es lo que quieres?


Paula le puso una mano en la mandíbula cubierta de barba incipiente. Clavó los ojos en las profundidades de los de Pedro y, en ese momento, supo que lo último que quería en el mundo era que él se apartara de ella. Le quería a su lado. Quería tenerlo lo más cerca posible. ¿Acaso no se sentía ya más unida a él que a nadie en el mundo? Apartó la mirada de los ojos de Pedro y la clavó en su boca. Entonces, le acarició los labios como si quisiera grabarlos en su memoria.


–Tienes una boca muy bonita. Es fuerte, firme y viril; pero, al mismo tiempo, también es suave.


Pedro se metió un dedo de ella en la boca y se lo chupó como había hecho con sus pezones.


–A mí también me gusta la tuya –dijo Pedro después de soltarle el dedo–. Debes haberlo notado ya.


Paula le dedicó una sonrisa ladeada.


–¿Crees que, cuando acabe la semana, seguiremos siendo amigos? 


Pedro frunció el ceño.


–No veo por qué no.


–Sí, ya, pero este tipo de situaciones tienden a complicarse y…


Pedro le alzó la barbilla y capturó su mirada con la suya.


–¿Te estás arrepintiendo?


–No. Lo digo porque ya he conocido a muchas ex-parejas en reuniones familiares… Me refiero a que Carolina es, prácticamente, como de la familia y tú también, así que…


–No será ningún problema, ¿De acuerdo?


Pedro se levantó de la tumbona bruscamente y se peinó el cabello con una mano sin disimular su exasperación.


–Nos enfrentaremos a la situación como debe ser, como adultos – añadió. 


–No sé por qué te enfadas –dijo Paula–. Solo he mencionado posibles problemas respecto a cómo vamos a comportarnos delante de los demás en el futuro. Tenemos que hablar de ello y dejar claro lo que vamos a hacer.


–¿Qué te propones, estropear las vacaciones? –Pedro la miró furioso–. Dime, ¿Es eso lo que quieres? Porque lo estás consiguiendo. Solo disponemos de unos días, no los desperdiciemos preocupándonos de qué vamos a hacer cuando nos veamos durante las navidades o la Semana Santa, ¿No te parece?


Paula se mordió los labios.


–Perdona…


Pedro soltó el aire que había estado conteniendo en los pulmones y se acercó a ella. Le tomó la mano, se la llevó a los labios y se la besó.


–Yo también lo siento –su mirada se había suavizado de nuevo–. No debería haberte hablado así. Perdóname.


–Y yo no debería haberte presionado. 


Pedro le apartó un mechón de pelo del rostro y se lo sujetó detrás de la oreja. 

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