viernes, 2 de junio de 2023

Falso Compromiso: Capítulo 29

 –¿Cuánto tiempo viviste en una casa de acogida?


–En la última viví seis años y medio, fue en la que más tiempo pasé – contestó Paula–. Las anteriores a esa fueron cuatro y dos años, y antes de esas me cambiaban de casa cada mes. Entré en el sistema de casas de acogida a los cinco años.


Paula no mencionó los seis meses que pasó con su padre antes de que los de los servicios sociales se la llevaran. Prefería no pensar en ello. Pedro, ladeado en su asiento, la miró como si nunca antes la hubiera visto. Había conseguido que nadie, en su nueva vida, supiera nada de su pasado. Pero ahora que se lo había contado a él, se sentía más ligera, como si se hubiera quitado un gran peso de encima.


–¿Sabe Caro todo esto? –preguntó él. 


Paula sacudió la cabeza.


–He pensado en contárselo muchas veces; pero, al final, me he echado atrás.


–Le va a doler que no se lo hayas dicho.


–Lo sé. Pero ya sabes como es Caro, se preocupa por todo. No quería que se molestara, que intentara hacer algo para compensar lo que he pasado de pequeña. Lo único que quiero es ser como todo el mundo, ser normal.


–No sé exactamente qué es ser normal –comentó él con ironía. 


Los dos guardaron silencio. Pedro parecía pensativo, con la mirada fija en la lluvia que salpicaba el parabrisas. Volvió la cabeza y la miró al mismo tiempo que ponía en marcha el coche.


–Puedes quedarte en mi casa hasta que tu piso esté listo. 


Paula no pudo disimular su sorpresa.


–¿En serio no te importa?


Los ojos de Pedro parecían decir que sí le importaba, pero le contestó con voz tranquilizadora:


–No pasa nada. Además, apenas estoy en casa, solo voy para dormir. 


–Muchas gracias, Pedro. Con un poco de suerte solo será un par de días. Te prometo que haré todo lo posible por no molestarte.


Pedro lanzó un suave gruñido.


–Pero dejemos las cosas claras desde el principio, ¿De acuerdo? Vas a dormir en la habitación de invitados.


Poco tiempo después Pedro abrió la puerta de su casa y dejó pasar a Paula primero. Que ella fuera a pasar allí unos días le daría la oportunidad de conocerla un poco mejor, descubriría más cosas respecto a su vida. Al menos, eso era lo que pensaba. Por supuesto, sabía lo peligroso que era que durmiera ahí. Su casa era grande, pero solo si fuera el doble de grande que el palacio de Buckingham se sentiría libre de la tentación que presentaba. Se había quedado atónito con lo que ella le había contado. ¿Por qué no se lo había dicho a Caro? ¿Quiénes eran los padres biológicos de Paula y por qué la habían separado de ellos desde tan pequeña? ¿Habían abusado de ella? La idea le puso enfermo. ¿Era por eso por lo que había estado tan decidida a hacer lo que fuera con el fin de recaudar fondos para niños marginados? Ahora ya no le extrañaba que Paula hubiera insistido en acudir a la fiesta. 

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