miércoles, 21 de junio de 2023

Falso Compromiso: Capítulo 54

 La expresión de Pedro mostró comprensión.


–Creo que subestimas a Carolina, pero entiendo lo que dices –una sombra cruzó la mirada de Pedro–. No le he contado a nadie que rompí con Victoria la noche que murió. La única que lo sabe eres tú.


Paula dejó su copa en la mesa.


–Y ella… ¿Crees que se lo dijo a alguien antes de morir?


–No que yo sepa. Tuvo el accidente dos horas después de que saliera de mi casa, pero no sé qué hizo durante esas dos horas.


Paula comprendía que Pedro pudiera sentirse culpable. ¿Cómo iba a contarle a nadie que Victoria había muerto dos horas después de que rompieran su relación? La revelación solo acarrearía más sufrimiento a la familia de Victoria. Y si Pedro se lo hubiera dicho, ¿No le habrían culpado de la muerte de ella, a pesar de que él no era el responsable? La ruptura de una relación era algo normal, ocurría todos los días y a la mayoría de la gente. ¿Cómo podía haber sabido Pedro que Victoria iba a tener un accidente de coche dos horas más tarde? Era imposible. Y, por supuesto, Pedro no era el responsable. Pero ahora se daba cuenta de lo sensible que era él bajo esa apariencia de arrogancia. Había intentado evitar un mayor grado de sufrimiento a la familia de Victoria, ese era el motivo de no haberles revelado el hecho de que ya no había querido estar con ella.


–¿Estaba muy mal cuando salió de tu casa? 


El rostro de Pedro ensombreció.


–No, en absoluto. Y eso es algo que nunca he logrado entender. En aquel momento, me dió la impresión de que sabía que ese día íbamos a acabar nuestra relación. Incluso pensé que Victoria parecía… No sé, yo diría que aliviada. Sin embargo… –Pedro sacudió la cabeza–. Es posible que me equivocara, que nunca hubiera llegado a entenderla.


–Cabe la posibilidad de que en esas dos horas hablara con algún amigo – dijo Paula–. Eso es lo que hacen muchas mujeres cuando están disgustadas, acuden a sus amigos en busca de apoyo.


–Si Victoria se lo contó a alguien, nadie me ha dicho nada – declaró Pedro–. Aparte del sentimiento de culpa, lo que también me ha resultado muy duro es saber que su familia me ve como el novio que todavía llora su muerte y que es incapaz de salir con otra chica –hizo una mueca–. La cuestión es que… Eso parece ayudarlos, pensar que no sufren solo ellos.


El lunes por la mañana, Pedro fue a su oficina, reorganizó su programa de trabajo y su inacostumbrada espontaneidad estuvo a punto de causar varios infartos en los empleados. 

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