miércoles, 14 de junio de 2023

Falso Compromiso: Capítulo 44

 –Y yo a tí la mía –dijo Paula con una sonrisa–. A mí me parece una cobardía engañar a tu pareja. ¿Por qué no ser honesto y decir que ya estás cansado de la relación? En mi opinión, eso sería lo justo.


–Estoy completamente de acuerdo contigo –declaró Pedro–. Mi madre no tenía ni idea de que mi padre la estaba engañando ni era consciente de que las cosas no iban bien. Un mes antes de decirle que tenía una amante, mi padre la invitó a un restaurante muy bueno para celebrar diecisiete años de casados. Esa semana incluso le regaló un ramo de flores.


Paula frunció el ceño con expresión de absoluto desagrado.


–Eso es una crueldad. ¿Qué clase de hombre es tu padre? Yo diría que es un sádico.


–Sí, bueno, no sé, apenas tengo contacto con él –dijo Pedro–. No soporto oírle presumir de sus conquistas.


Paula le acarició la mejilla, sus ojos brillaban. 


–Eres un buen hombre, Pedro Alfonso. Un hombre decente y honesto, no como tu padre y el mío.


Pedro aguzó el oído al oír a Paula mencionar a su padre. Ella le había dejado perplejo con lo que le había contado de su madre, pero no le había dicho nada sobre su padre.


–¿Está vivo? ¿Le ves alguna vez?


–La última vez que le vi tenía cinco años y medio –respondió Paula alzando los ojos hacia los suyos–. Cuando mi madre murió, los servicios sociales pensaron que sería bueno para mí estar con él, a pesar de que mis padres se habían separado y mi padre llevaba meses sin verme.


Cinco años y medio. Pedro no podía creerlo. Debía haber sido horrible para Paula ver a su madre muerta en el suelo a tan tierna edad. Y debía haber sido aterrador para ella verse en manos de su padre, un hombre al que no había visto durante meses. Se le hizo un nudo de angustia en el estómago. Lo que Paula debía haber sufrido a causa de unos adultos incompetentes que deberían haberla amado y protegido. Él le acarició la mejilla.


–Siento mucho lo que has debido sufrir. No puedo imaginar lo mal que debiste pasarlo.


Paula sonrió débil y tristemente.


–No suelo pensar en ello. Ocurrió hace mucho tiempo y, en cierto modo, es como si no me hubiera pasado a mí, sino a otra persona.


–¿Es por eso por lo que no se lo has contado a Carolina? ¿Has reescrito tu pasado para que te resulte menos doloroso?


–Menos doloroso y menos vergonzoso –añadió ella–. Mi padre está en la cárcel, lleva allí desde que yo tenía seis años. Estuvo a punto de matar a una persona por cuestiones de drogas. Fue él quien introdujo a mi madre a la heroína, estoy segura. Con el tiempo, se descubrió que era el cabecilla de un grupo de traficantes; a pesar de haberse estado haciendo pasar solo por un adicto. Cuando mi madre murió, se hizo pasar por un pobre adicto con una hija pequeña y las autoridades le creyeron. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario