viernes, 25 de junio de 2021

El Sabor Del Amor: Capítulo 50

Lentamente pero con firmeza, Pedro la hizo volverse de cara a él, reposando las manos en las caderas de ella.


–Paula, eres una mujer hermosa. Cometió una estupidez al dejarte.


Paula sonrió y posó las manos en el pecho de él antes de responder con voz ronca:


–Él no me dejó. Los dos sabíamos que nuestra relación estaba destinada al fracaso. Él quería llegar a lo más alto en el mundo de la banca y no comprendía que yo quisiera dejarlo. Así que no le juzgues, no es justo.


–Me pregunto…


Pedro se interrumpió.


–¿Qué? –le animó Paula al ver que no contestaba.


–Me preguntó si estarías dispuesta a darle a otro hombre la oportunidad de demostrarte lo maravillosa que eres. ¿Te parece una insensatez?


Paula respiró hondo al tiempo que lo miraba con fijeza, buscando algo en el semblante de él. Y lo encontró.


–No, no me parece ninguna insensatez –respondió ella sonriendo.


–Excelente. En ese caso, ¿Qué te parece empezar ahora? Hoy. Conmigo.


Paula se quedó atónita. ¿Él? ¿Pedro quería salir con ella? Le estaba presentando la más deliciosa tentación y lo único que ella tenía que hacer era decir que sí para descubrir si sus caricias serían tan excitantes como creía que serían. Una noche, o un fin de semana con un poco de suerte, podría sentir otra vez lo que era ser objeto del deseo de un hombre. Hasta que él se marchara. Y entonces volvería estar como estaba. Sola. Le examinó el rostro. Estaba serio. Tan serio como una fruta prohibida.


–No te das por vencido, ¿Verdad? –dijo Paula con una temblorosa sonrisa.


–¿Te parece que no te merezco? –respondió Pedro–. ¿O es que te asusta tener una aventura amorosa y que pueda gustarte? Sí, eso sería un problema.


–Pedro, por favor. Vives y trabajas en California y me has dicho que vas a tardar un tiempo en volver a Londres. Yo tengo mi negocio aquí y vivo aquí. Así que muchas gracias, pero sabes que no funcionaría. Además, no tengo interés en tener una relación duradera.


–Estupendo, porque no es eso lo que he sugerido, sino todo lo contrario. Mis reglas son muy simples: Relaciones de corta duración entre dos adultos que saben lo que se hacen, ningún tipo de ataduras y nada de expectativas respecto al futuro.


Paula lo miró fijamente a los ojos. Un error porque le resultó imposible resistirse cuando Pedro se le acercó, le puso las manos en la cabeza y bajó el rostro. La boca de él se apoderó de su labio superior y ella no pudo evitar cerrar los ojos y entregarse a las sensaciones provocadas por ese beso prolongado y lento. Ella le puso las manos en la nuca, Pedro se acercó aún más. Le devolvió el beso con ardor, profundizando.

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