miércoles, 9 de junio de 2021

El Sabor Del Amor: Capítulo 14

Una pena. Había disfrutado representando el papel de crítica de arte durante un rato. Ahora, vuelta a ser la sencilla Pau, la pastelera. Resultaba curioso ver cómo cambiaba la gente de actitud respecto a ella cuando se enteraban de que se ganaba la vida haciendo repostería; sin embargo, le sorprendía la cara de asombro de Pedro. Al fin y al cabo, él trabajaba en lo mismo que ella. El cuerpo le picó al sentir la mano de Pedro en su espalda. Un fino tejido de seda separaba su piel de los largos dedos de él. Hora de ponerse en marcha y controlar la situación, aprovechando que seguía mirándola con incredulidad.


–No te he engañado, te dije que me llamaba Paula, y así me llamo.


–Pau Chaves–Pedro asintió y luego lanzó un bajo silbido–. No puedo creerlo. Así que te gusta engañar a la gente, ¿Eh, Pau? ¿Qué más motes tienes?


No, no le gustaba engañar a nadie.


–Pau es el más común. En cuanto a lo de engañar… Yo no engaño, va en contra de mis principios.


Él tosió a modo de respuesta al tiempo que indicaba con un dedo el banco en el que habían estado sentados, que ahora lo ocupaba otra gente.


–¿No es engañar fingir que eres crítica de arte? Dime, ¿Te gustaba de verdad la pintura que estabas observando o solo querías impresionarme?


Notó enfado en la voz de él y se sintió vergonzosamente encantada.


–No recuerdo haber dicho que era crítica de arte. En cuanto a intentar impresionarte, olvídalo. Para tu información, te diré que me encanta el arte contemporáneo y los cuadros de esta exposición. Y, sobre todo, esa pintura que estaba mirando. ¿Algún problema? ¿O eres una de esas personas que cree que la gente que se dedica al catering debería quedarse en su sitio, fuera de la vista de todo el mundo para no poner en vergüenza a la dirección?


Pedro enderezó la espalda y pareció crecer diez centímetros.


–No, no soy una de esas personas, Pau. Es más, soy todo locontrario.


Paula no lo entendía. Pedro parecía sentirse ofendido. Qué cara más dura.


–Me alegro. Porque me encanta esa pintura y me alegro mucho de haber tenido la oportunidad de apreciarla. En fin, considerando que tenemos algo en común, voy a revelarte mi otra pasión antes de que lleguen el resto de los periodistas.


–¿Tienes más de una pasión? Continúa, por favor, me tienes en ascuas.


Antes de que Pedro se diera cuenta de lo que pasaba, se encontró sujetando un plato con un trozo de tarta. Se lo acercó a la nariz y la olfateó.


–¿Tarta de limón?


–Espero que te guste. Los de la galería me pidieron que preparara dos postres que Ana Zolezzi había pedido que sirviera: Tarta de chocolate y tarta de limón. A petición especial de la pintora. Pruebe la de limón, señor Alfonso.


Los labios de Pedro se cerraron sobre el tenedor con un trozo de tarta y ella clavó los ojos en esos labios.

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