viernes, 22 de febrero de 2019

Amor Complicado: Capítulo 65

–¡Sofi! ¿Eres mi amiga o qué?

–Solo bromeaba, mujer. No se lo dijiste precisamente porque creías que te dejaría y te despediría. Parece que no te equivocabas. Estoy empezando a pensar que no es tan maravilloso como me decías en un principio.

–Bueno, es un hombre orgulloso, y para él su familia es muy importante. Eso es algo que admiro.

–¿Aunque signifique que su familia es lo primero y tú lo último?

Paula se mordió el labio.

–Ojalá lo uno no excluyera a lo otro. Si pudiera recordar algo de esa noche que pudiera ayudar a demostrar que su madre no lo hizo y la dejaran en libertad tal vez me perdonaría.

–¡Pero si Ana Alfonso ha salido de la cárcel! –exclamó Sofía–. Creía que lo sabías: lo han dicho en las noticias no hace ni quince minutos. Le han concedido la libertad bajo fianza.

–¿De verdad?

Pedro no se lo había dicho. Claro que… ¿Por qué iba a hacerlo?, pensó con pesar.

–Sí, han puesto un vídeo de ella saliendo de la cárcel. Es de esas personas que son capaces de mostrarse digna incluso en una situación así: sonriendo con amabilidad a las cámaras y todo eso.

–Es una buena noticia –dijo Paula pasándose una mano por el cabello–. Pedro debe estar muy feliz. Me pregunto si la policía habrá averiguado quién fue el verdadero asesino.

Si su madre estaba en libertad tal vez ya no estuviera tan enfadado con ella.

–Sobre lo que me has dicho hace un momento… –dijo Sofía–. ¿Viste u oíste algo raro esa noche en la oficina?

–El edificio estaba prácticamente vacío. Pero según parecer el asesino debía haberse quedado escondido y salió cuando el guardia de seguridad estaba en el baño.

–¿Y a lo largo de ese día no viste a alguien a quien no hubieras visto antes en la oficina?

–Fue un día de infarto: teníamos al menos tres reuniones importantes, una de ellas fuera de la oficina, con los arquitectos. Ni te lo imaginas: de aquí para allá cargada con todas esas copias de planos del edificio… –de repente un pensamiento le cruzó por la mente–. ¡Dios mío, las copias de los planos! Después de la reunión con los arquitectos Pedro se fue a una reunión que tenía en otro sitio y yo volví a la oficina con los planos. Faltaba poco para que acabara la jornada y estaba lloviendo. Salí corriendo desde el aparcamiento hacia la puerta, intentando que no se mojaran los planos, y entonces…

De repente vio la escena con claridad cristalina. Un hombre con gabardina había aparecido detrás de ella, la había liberado de la mitad de los planos para ayudarla, y le había abierto la puerta, entrando detrás de ella. Paula le había dado las gracias, y él le había devuelto el resto de los planos, y los dos se habían dirigido hacia los ascensores pero él no había subido en el mismo que ella, y no lo había vuelto a ver. Pero de algo estaba segura… no se había parado a firmar en el registro de recepción…

–¿Paula, estás bien?

–Ese hombre… el hombre que entró conmigo… Era bastante alto, llevaba uno de esos sombreros de ante… como el de Indiana Jones… ¡Esto es importante! Llevaba el sombrero empapado por la lluvia, y tenía unas gafas con las lentes pequeñas y redondas, esas gafas de montura metálica con las lentes tan gruesas que casi no puedes verle los ojos.

–¿Y qué me dices de su cara? ¿Te sonaba de algo?

–No. Tenía barba y bigote. Maldita sea, no recuerdo de qué color. ¿Puede que gris? Era un hombre mayor. Y tenía acento de Boston, eso lo recuerdo. La verdad es que no le di importancia, pero eran las cinco y todo el mundo se estaba marchando, y el guardia de seguridad estaba hablando con el que iba a relevarle porque ya había acabado su turno. Tal vez no lo detuvieron porque iba conmigo.

–Cuando en realidad no iba contigo.

–Exacto.

–Puede que hubiera estado esperando esa oportunidad para colarse.

–Sí, puede ser –Paula sintió que un cosquilleo nervioso le recorría la espalda.

–Deberías llamar a Pedro y decírselo.

–¿Y no me odiará aún más por haber dejado entrar al asesino en el edificio?

–Si ya está enfadado contigo, ¿Qué más da?

–Me parece que debería llamar a la policía y contárselo. No puedo creer que no pensara en esto cuando me interrogaron. Claro que a lo mejor me equivoco y ese tipo tenía algún motivo para estar allí. No sé, a lo mejor no es algo relevante para la investigación.

–O puede que sí y puedas ayudar a identificar al asesino. Pedro se pondría loco de contento porque así su madre quedaría fuera de toda sospecha, y volverá corriendo a tu lado y te pedirá que te cases con él.

Paula suspiró.

–Eso lo dudo.

1 comentario:

  1. Ojalá todo se solucione pronto! Me dió mucha lastima como la trató PP a Pau por más que ella cometió un error muy grande al ocultarle la verdad

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