viernes, 15 de febrero de 2019

Amor Complicado: Capítulo 55

–¿Qué relaciones? Llevo más de un año sin tener siquiera una cita.

–¿Tanto? Bueno, también es cierto que dijiste que querías tomarte un descanso. Y no me extraña, después de aquel tipo rubio con el que saliste. ¿Cómo se llamaba?

–Pablo –respondió Paula–. Al principio me pareció muy tierno.

–Lo que parecía era que estaba necesitado de afecto –replicó Sofía tomado un sorbo de su copa–. Creo que lo que pasaba era que te daba pena. Solo quería a alguien a quien llorarle y de quien conseguir montones de sexo por lástima.

Paula se rió.

–Montones de sexo tampoco, te lo aseguro.

–Y luego estaba ese tipo con el que saliste en la universidad… Manuel. También era de los que necesitaban que estuvieras pendiente de él las veinticuatro horas del día. No sé cómo te las arreglabas para ir a clase, tener un trabajo, y estar siempre que te necesitara a su lado.

–Pero Pedro no se parece en nada a esos tipos. Es un hombre capaz, independiente, inteligente…

–… que ahora está pasando por un momento muy duro –apuntó Sofía–. Puede que en otras circunstancias sea una persona muy distinta, pero en las últimas semanas no ha hecho más que tirar de tí y apoyarse en tí, y tú has estado desviviéndote por él.

Paula suspiró.

–Llevaba años loca por él, antes de todo ese asunto del asesinato y el escándalo de la amante y el hijo ilegítimo de su padre. No puedo creerme que se me pasara por completo si se había puesto el preservativo o no. Encima de todas las preocupaciones que tiene voy yo y le doy una más. Si pudiera volver el tiempo atrás…

–¡Por Dios, Pau!, deja de intentar salvar el mundo.

–No intento salvar el mundo. Lo que pasa es que no dejo de pensar en qué pasará cuando se canse de mí. Será muy incómodo seguir trabajando para él y verlo día tras día.

–¿Y por qué no te buscas otro empleo antes de que eso pase? Ni siquiera tendrías que irte de la empresa. ¿No ibas a presentarte a otro puesto, uno más importante?

–Lo intenté, pero no hubo suerte, y la directora de Recursos Humanos prácticamente me dió a entender que Pedro no estaría dispuesto a prescindir de mí.

–¿Cómo? ¿Eso te dijo? –inquirió Sofía irguiéndose en el asiento– ¿Y le has preguntado a él por eso?

–No –contestó Paula con un suspiro–. Ni siquiera le he dicho que me presenté a ese puesto. Me pareció que sería bastante embarazoso para mí si me rechazaban.

–Pues yo estoy segura de que estaba al tanto? La compañía es de su familia, ¿No? –dijo Sofía enarcando una ceja–. Espero que no vayan a intentar ponerte una zancadilla; sobre todo si al final resulta que estás embarazada. Necesitas ese trabajo.

–Lo sé –murmuró Paula rodeándose la cintura con las manos–. Estoy muy preocupada.

–Bueno, que no te entre el pánico –Sofía dejó su copa en la mesa y fue a sentarse a su lado–. A lo mejor no estás embarazada –ladeó la cabeza y se quedó mirándola pensativa–. ¿Te casarías con él?

–¿Quieres decir si estuviera embarazada?

–Sí, si decidiera ser un hombre y afrontar sus responsabilidades.


Paula contrajo el rostro.


–No querría casarme con él solo porque se sienta obligado –dijo. ¡Qué idea tan horrible!–. Odiaría que se casara conmigo por eso.

Aunque aquella mañana desde luego no había parecido muy dispuesto a proponerle matrimonio.

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