viernes, 15 de febrero de 2019

Amor Complicado: Capítulo 51

–Supongo que Andrés no es mal tipo después de todo –comentó Pedro al volante de su Porsche, de regreso a su departamento.

Paula iba sentada a su lado con ese vestido verde que abrazaba deliciosamente sus curvas. Estaba preciosa.

–Bueno, desde luego se está esforzando.

Por algún motivo Paula parecía un poco tensa, pero ya se encargaría él de liberarla de esa tensión con un buen masaje cuando llegasen. Estaba impaciente.

–¿Te has sentido un poco abrumada rodeada de tantos Alfonso? –le preguntó.

–Son todos encantadores; no podían haber sido más amables conmigo.

–Pero aun así somos muchos; y parece que cada vez somos más. El clan no deja de crecer –comentó él con una sonrisa. Le había gustado que ella se ofreciera a ayudar a Sonia con la cena, y estaba seguro de que había causado muy buena impresión en sus hermanas–. Y tengo que felicitarte; te has desenvuelto de maravilla.

–Gracias. En realidad ya conocía a algunos de tus hermanos; supongo que por eso no me ha sido tan difícil. Y estoy acostumbrada a tratar con la gente por mi trabajo.

–Cierto, aunque estás mucho más sexy con ese vestido que con los trajes tan serios que llevas a la oficina.

–Gracias –dijo ella con una sonrisa tímida.

–Estoy impaciente por quitártelo.

–Bueno, ya no falta mucho.

Cuando llegaron, iban riéndose mientras subían corriendo las escaleras del estacionamiento porque parecían dos chiquillos ansiosos. Y cada mirada no hacía sino incrementar esa tensión entre ellos. En el ascensor Pedro aprovechó para besarla con avidez. La boca de Paula sabía a miel y a flores.  Entraron atropelladamente en el departamento, acalorados y sin aliento. Paula le desabrochaba torpemente los botones de la camisa mientras él trataba de deshacerse del complicado cinturón que ceñía la cintura de su vestido. Cuando por fin lo logró le bajó la cremallera y el vestido cayó al suelo. Los pezones de ella se marcaban a través de la fina tela del sujetador. Le rodeó la cintura con los brazos y la apretó contra sí. Paula exhaló un suspiro tembloroso. Pedro la había notada nerviosa todo el día. Tal vez porque quería causar una buena impresión a su familia. Pero ahora que al fin estaban solos la tensión parecía estar disipándose, y respondía afanosa a sus besos y sus caricias. Podría besarla durante horas y no se daría cuenta siquiera del paso del tiempo.

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