viernes, 15 de febrero de 2019

Amor Complicado: Capítulo 54

–Con todo lo que está pasando lo último que necesitamos son más preocupaciones. Debe ser cierto eso de que los hijos repiten los errores de los padres, sobre todo teniendo en cuenta que los problemas de la empresa se han agravado porque el mío se sentía culpable y legó la mayor parte de las acciones a su hijo ilegítimo –dijo irritado.

«Nuestro hijo no sería ilegítimo si te casaras conmigo». Aquel pensamiento cruzó su mente sin saber por qué. Sabía perfectamente que Pedro no tenía la menor intención de casarse, tal y como su hermana le había advertido.

–¿Cuándo tendrías que tener el siguiente período? –le preguntó él, fijando la vista en ella.

–Todavía falta casi un mes –murmuró ella cabizbaja, rodeándose la cintura con los brazos–. Bueno, debería irme preparando para marcharme a trabajar.

No sabía cómo iba a afrontar el resto el resto del día sentada a unos pocos metros del despacho de él, sabiendo que sin duda Pedro estaría deseando no haberla conocido nunca y rogando por que no estuviese embarazada. Aquel pensamiento le cayó como una piedra en el estómago.

–Lo siento, Paula –dijo Pedro.

El dolor en sus ojos azules fue como una puñalada para ella. Habría querido responder «No te preocupes», pero el semblante atormentado de Pedro la hacía sentirse aún peor. Se dió la vuelta y volvió al dormitorio. Cada paso parecía un kilómetro. Se duchó y se puso el traje limpio de falda y chaqueta que había dejado allí el día anterior. Al final los temores que había albergado desde un principio se estaban haciendo realidad: de pronto sus sueños se estaban haciendo añicos y le dolía el corazón.



–¡Pobre Pau! No diré eso de «Te lo advertí» –dijo Sofía–, pero me temía que algo así acabaría pasando. Nunca he oído de ninguna mujer que haya tenido un romance con su jefe y haya acabado casada felizmente con él durante años y años.

Paula y ella estaban sentadas cada una en un sofá, frente a frente, en el saloncito. Dejó su martini en la mesita. La verdad era que no le apetecía. Por otro lado el alcohol la ponía sensiblera y eso era lo que menos falta le hacía en ese momento. Y además estaba la posibilidad de que estuviera embarazada, y si era así no debería beber siquiera.

–Lo sé, ya lo sé. No entraba en mis planes tener un romance con él. Simplemente ocurrió. Sabía que no era una buena idea desde la primera vez que nos besamos pero fue tan… –buscó en su mente la palabra correcta.

–Ya te he dicho alguna vez que veo un cierto patrón en tus relaciones –comentó Sofía frunciendo el ceño ligeramente, como hacía cuando se ponía seria.

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