viernes, 14 de diciembre de 2018

Rendición: Capítulo 14

Paula se quedó sola en el dormitorio color marfil, que tenia cierto aire femenino. Se preguntó si él llevaría a muchas mujeres a su casa. De pronto, sintió celos y se sorprendió. Para no perder tiempo, decidió no ducharse. Se quitó el vestido y se puso unos vaqueros, una sudadera y zapatos planos de cuero. A continuación, se fue a buscar a Pedro, esperando que la dejara quedarse. Lo encontró sentado en el sofá, delante de la tele, con los pies descalzos encima de la mesita.

–Qué rápida –observó él y se puso en pie al verla llegar–. Siéntate.

En el entorno del salón, parecían más un hombre y una mujer que médico y paciente.

–¿Qué haces para divertirte? –preguntó ella con curiosidad.

–Leo revistas médicas. Y voy a pasear por la montaña con mis hermanos.

–¿Eso es todo?

–¿Qué esperabas? –repuso él, frunciendo el ceño–. No me gustan las fiestas. Por eso, tal vez no sea buena idea que finja ser tu novio.

–Marcos Vargas me contó que tienes tres carreras universitarias. ¿Es verdad?

–¿Qué más da? –contestó él, tamborileando los dedos sobre el brazo del sofá.

–Eres muy inteligente, ¿A que sí? –continuó ella, se levantó y se sentó en el sofá junto a él, dejando solo unos centímetros de separación.

–¿Qué pretendes, Paula? –inquirió él con desconfianza.

–Estoy reconsiderando mi proposición.

–¿Por qué?

–No estoy segura de qué puede hacer un tipo como tú todo el día en Antigua.

–¿Me dejarán estar en los rodajes?

–Si yo lo pido, sí.

–¿Tanto poder tienes?

–Podemos decir que sí.

–También tú me pareces bastante lista –observó él con una seductora sonrisa.

–No es lo mismo. Tú salvas vidas.

–Mis investigaciones ayudan a otras personas a salvar vidas. No tiene nada de glamuroso. Mucha repetición, revisar datos y rezar por encontrar algo importante algún día.

–¿En qué estás trabajando ahora? –preguntó ella, acercándose un poco más.

Tenía curiosidad por comprobar si él le marcaba límites. Aunque sabía que no se estaba comportando bien, no podía contenerse. Era un hombre muy guapo. E inteligente. Y más atractivo que ninguno de los que había conocido en muchos años. Pedro ni siquiera pestañeó ante su acercamiento. ¿Acaso era inmune a sus encantos?, dudó ella.

–No soy el único, pero estoy tratando de encontrar una vacuna contra el cáncer.

–Vaya –repuso ella.

No hay comentarios:

Publicar un comentario