lunes, 27 de octubre de 2014

Simplemente un beso: Capítulo 33

No había nada que Paula deseara más que caer presa del hechizo que Pedro tejía con sus palabras, con sus caricias, con sus labios.
Y, por un momento, se había dejado embrujar por la pasión que despertaba. Se había quemado con las llamas de sus besos, con el fuego de sus dedos.
La noche parecía hecha para el romance, con la suave brisa que llegaba desde el mar acariciando su cuerpo. Las estrellas eran un decorado esplendoroso y los besos de Pedro eran tan ardientes que creía estar derritiéndose cada vez que él acercaba los labios.
Pero cuando lo miró a los ojos, tan cálidos, tan hermosamente azules, reconoció con horror que quería más que una noche con Pedro Alfonso.
Quería más de una noche, más que unas vacaciones de agradable recuerdo.
Quería toda una vida con él. De alguna forma, sin saber cómo, se había enamorado de Pedro en menos de una semana.
Paula bajó los brazos y dio un paso atrás, asustada por lo que acababa de descubrir.
—¿Paula? —susurró Pedro, confuso—. ¿Qué ocurre?
—Nada… Yo… —empezó a decir ella, intentando controlar su emoción.
Amaba a aquel hombre, lo amaba con todo su corazón. ¿Cómo podía haber ocurrido?
—Te he ofendido. He ido demasiado rápido —dijo Pedro—. Lo siento mucho. Es que no tengo práctica. Pensé que tú deseabas lo mismo, pero obviamente me he equivocado.
—No, no te has equivocado —murmuró ella—. Te deseo, Pedro. Nada me gustaría más que hacer el amor contigo. Te deseo como nunca había deseado a nadie.
—Entonces, no entiendo…
—Ya lo sé —lo interrumpió ella.
Paula hubiera deseado salir corriendo. ¿Cómo podía haber pasado? ¿Cómo se había metido Pedro en su corazón?
Sin saber qué decir, se dio la vuelta, pero él la detuvo tomándola del brazo y obligándola a mirarlo.
—Paula, espera. Dime qué pasa.
Paula miró la cama. El edredón azul estaba arrugado y una de las almohadas seguía teniendo la marca de su cabeza.
Las sábanas olerían a él y, por un momento, se dejó llevar por una visión de Pedro y ella entre esas sábanas, sus cuerpos desnudos… Sería maravilloso estar desnuda al lado de Pedro. Paula sabía que sería maravilloso hacer el amor con él.
Y hubiera deseado poder meterse en esa cama, olvidar el futuro y disfrutar de un momento de espléndida pasión. Pero no podía hacerlo.
Con un supremo esfuerzo, apartó los ojos de la cama y miró al hombre. Tenía que controlar las lágrimas que amenazaban con asomar a sus ojos.
—No puedo quedarme esta noche. No puedo hacer el amor contigo porque te deseo tanto que me duele. Porque ya va a ser muy difícil olvidarte.
—Pero…
De repente, Paula estaba enfadada, no con Pedro ni tampoco consigo misma, sino enfadada con el destino.
—No debería ser así —exclamó—. No debería ser así.
Pedro la miró, sin entender.
—¿De qué estás hablando? ¿Qué es lo que no debería ser así?
—Esta vez tenía que salir bien. Se supone que lo sabría en cuanto lo mirase. Yo lo sabría y él también y sería el principio de algo maravilloso.
Paula sabía que sus palabras no tenían sentido, pero no podía parar.
—¿Qué estás diciendo?
—No es justo. Has aparecido de repente, Pedro. Me has pillado de improviso. Al principio, ni siquiera me gustabas. Y ahora me he enamorado de ti.
Ya está. Lo había dicho. Y en su corazón, había esperado que después de decir aquello, por un milagro, él la tomaría en sus brazos y le profesaría amor eterno.
Pero no ocurrió. Pedro la miraba, incrédulo y horrorizado.

Acá les subo uno mas a pedido de ustedes, esta nove tiene 41 caps mas epílogo, por eso subo dos por día, muchas gracias por leer, mañana subo uno.

3 comentarios:

  1. Mi vida, cómo sufre Paula. Me encanta esta historia Naty.

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  2. Ay! No le va a decir nada ante semejante declaración? Pedro tiene q reaccionar sino se va a ir y la va a perder! Me encanta esta nove!

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