miércoles, 16 de abril de 2025

Conquistar Tu Corazón: Capítulo 48

 —Qué alivio.


Paula suspiró y se apoyó en los cojines de la cama.


—Me estaba preguntando una cosa... ¿No te parece sospechoso que la abuela nos pidiera que hiciéramos un favor a viejos amigos suyos? A tí, te pidió que fueras a arreglar esa vidriera... Y a mí, que hiciera fotos en un rancho. Sin mencionar el hecho de que haya pedido a Delfina que vuelva a Beckett’s Run.


—No sé si te entiendo.


—Creo que nos ha tendido una trampa. Ha pensado que las tres necesitamos...


—¿Hombres?


—Sí —respondió Hope con vehemencia—. Sabes que Delfina verá a Juan Cruz cuando vaya a Beckett’s Run, ¿Verdad? Y ese tipo con el que estás, ese Mariano... ¿Qué es para tí?


Nadia suspiró.


—¿Te refieres a lord Westerham? No es más que una espina clavada.


—Sí, eso tenía entendido —Paula se sentó en mitad de la cama con las piernas cruzadas—. Pedro me está volviendo loca.


—¿En el buen sentido? ¿O en el malo?


—¿Tengo que decirte la verdad?


Nadia se rió.


—Bueno... Necesito un poco de diversión —dijo—. ¿Qué ha pasado?


—Que nos besamos. Nada más.


—¿Nada más? —preguntó con retintín.


—Eso es lo que he dicho.


—¿No te has acostado con él?


—No.


Su hermana volvió a reírse.


—¿Y te preocupas tanto por un simple beso? No quiero ni imaginarme lo que diría Delfina si lo supiera.


Paula pensó que tenía razón. La atrevida, incontenible y libre Delfina, que ni siquiera se habría inmutado por tan poca cosa. Y en ese momento, cayó en la cuenta de algo tan extraño como importante. Envidiaba a su hermana pequeña. La envidiaba y la admiraba. Delfina no había sentido el peso de tener que cuidar de la familia, y había crecido sin traumas, dispuesta a vivir la vida como quisiera y sin tener que disculparse ante nadie. De las tres hermanas, Delfina era la más valiente. E, indiscutiblemente, mucho más valiente que ella.


—¿Paula? ¿Sigues ahí?


—Sí.


—¿Te encuentras bien? —volvió a preguntar Nadia con preocupación—. Me extraña que me hayas llamado a estas horas.


—Es que he estado pensando en nosotras, en cuando éramos niñas. Tuvimos épocas buenas, ¿Verdad? Sobre todo, en casa de la abuela.


—Sí, por supuesto que sí.


—Reconozco que me molestó lo de tener que ir a Beckett’s Run a pasar las Navidades, pero ahora lo estoy deseando. ¿Y tú?


Nadia volvió a suspirar.


—Paula, hay algo que tienes que saber antes de volver a casa.


Paula se puso tensa.


—¿De qué se trata?


—De mamá. Va a ir a Beckett’s Run, claro; pero también va a estar... Papá.

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