lunes, 7 de abril de 2025

Conquistar Tu Corazón: Capítulo 26

 —¿Y siempre estás solo? ¿O te ayuda alguien? Lo pregunto porque parece demasiado trabajo para una sola persona.


—Y lo sería, pero no estoy solo —contestó él—. En Bighorn nos tomamos muy en serio las necesidades de los chicos. Con Fiorella y Tomás es diferente porque han llegado a un punto en el que ya no necesitan apoyo de psicólogos o terapeutas.


Paula lo miró de nuevo, examinó la oscura cicatriz que le cruzaba la cara y pensó que a Julie le habría ido bien un amigo como Pedro. Se había hundido por completo después del accidente. Creía que no volvería a ser bella, que nadie la querría nunca y que ni siquiera podría cumplir su sueño de tener hijos. Pero él la habría ayudado a superar su trauma y su desesperación. Mientras lo pensaba, se giró hacia Tomás. El niño estaba cepillando a Pokey, y su expresión era tan seria que le preocupó.


—Parece que Tomás está tenso.


—No, qué va. Es que siempre ha sido minucioso —dijo Pedro—. Ten en cuenta que la monta solo es una parte del tratamiento. La limpieza de los caballos es tan importante como todo lo demás, y se lo toman muy en serio. Cuando terminen, se asegurarán de que tengan comida y agua y les darán algún pequeño premio.


—¿En serio?


Pedro asintió.


—Puede que sean autistas, pero también son eficientes. Saben lo que tienen que hacer.


—¿Y no sería mejor que trabajaran solos?


—Al contrario. Si están solos, se estresan y se sienten frustrados porque no se pueden comunicar —explicó pacientemente—. Se trata de que desarrollen vínculos emocionales... Y no solo entre ellos y con otras personas, sino también con los caballos. Por eso insistimos en que se encarguen de su limpieza. Al tocarlos, establecen una relación física. Y se crea una conexión que no se crearía de otro modo.


Justo entonces, el niño se acercó corriendo.


—¡Señor Pedro! —gritó—. ¡Mamá ha traído zanahorias para Pokey!

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