viernes, 19 de julio de 2024

Reencuentro Final: Capítulo 66

 —Trae mi ordenador portátil, por favor. Lo he dejado en tu escritorio.


—Por supuesto.


—Y ven rápido.


—No hay problema —Paula le tiró un beso desde la puerta.



Paula terminó su trabajo y recogió el ordenador de Pedro. Cuando se agachó a recoger la funda del portátil vió que en la papelera había papeles en borrador con la letra de él. Se sintió tentada y leyó la primera línea de un folio. Evidentemente era el informe sobre su negocio. Y no le había mentido, era favorable. Los directores tendrían que darle una oportunidad. Guardó el ordenador y se marchó. ¿Qué habría planeado Pedro para que hicieran aquella tarde? En realidad le daba igual, con tal de estar con él. Abrió la puerta de entrada de su casa y olió el aroma a café recién hecho. Ella sonrió. Pero cuando pasó por delante de la habitación de él lo vió haciendo las maletas. Sintió pánico. Se apoyó en el quicio de la puerta y preguntó:


—¿Qué estás haciendo?


Sobresaltado, Pedro contestó:


—Paulette, yo… —metió una pila de ropa en la maleta y fue hacia Paula.


Ella dió un paso atrás.


—¿Qué estás haciendo? —repitió.


—Tengo que marcharme.


—¿Ya?


—He hablado con mi abogado. Ha estado intentando ponerse en contacto conmigo. Como mi ayudante ha estado fuera, no recibí su mensaje. Tengo que volver a Francia urgentemente. El juicio por la custodia será dentro de un par de días.


Paula respiró profundamente.


—Ésta es la oportunidad que he estado esperando… No puedo… —él se dió la vuelta hacia la cama para terminar de hacer la maleta—. No puedo dejar de ir.


—No, por supuesto. ¿Has reservado un vuelo?


Él asintió mientras cerraba la maleta.


—Bueno, creo que no me quedaré aquí para verte marchar…


—Paulette… —él fue hacia ella una vez más y ella se apartó.


—No, Pedro.


—Tú sabías… Los dos sabíamos que esto iba a suceder.


—Sí. Pero no tan pronto. Creí que íbamos a tener tiempo para estar juntos antes de que ocurriese. Pensé que iba a tener tiempo para prepararme para esto…


—No sé qué decir…


—No digas nada. Voy a volver a la oficina. ¿Te habrás ido cuando vuelva?


—He pedido un taxi.


Paula respiró profundamente, con los ojos fijos en el suelo.


—Está todo dicho, entonces —dijo Paula, y se fue hacia la puerta de entrada. 

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