viernes, 5 de julio de 2024

Reencuentro Final: Capítulo 41

 —Tenemos que hablar.


Sobresaltada, levantó la mirada y vió a Pedro en la puerta. 


—Eso es lo que espera la junta directiva que hagamos —dijo ella mientras desconectaba el ordenador del proyector.


Pedro entró y cerró la puerta.


—¿Puedes abrir la puerta? —dijo ella, mirándolo—. Hace calor aquí. Creo que el aire acondicionado no funciona bien.


—Enseguida… Creo que te debo una disculpa —dijo él.


Paula dejó de cerrar la cremallera de la funda del ordenador y lo miró.


—En realidad, sé que te la debo.


Ella sintió una mezcla de emociones.


—¿Por qué exactamente? —dijo ella tratando de que no se le notase.


—Por subestimarte. Lo siento.


—¿Sientes que la decisión no fuera la que habías tomado tú? —dijo Paula, desafiante.


—Estoy intentando disculparme. Evidentemente, no lo hago muy bien. Tal vez mi dominio del inglés sea menor del que pensaba.


Ella puso los ojos en blanco.


—Tu inglés es perfecto, y lo sabes. ¿Por qué te quieres disculpar exactamente?


Pedro dudó.


—Por tratarte como si no comprendieras el negocio del vino.


Ella lo miró como sin comprender.


—Tu intervención ha sido impresionante. 


—Eso es un poco paternalista, Pedro. ¿Por qué no lo iba a hacer?


—Lo siento —él hizo un gesto con las manos—. Al parecer, siempre digo algo inadecuado, ¿No?


Paula siguió guardando sus cosas, pero preguntó:


—¿Qué es lo que ha sido impresionante, el envoltorio o el contenido?


—Ambas cosas.


Se miraron un momento. Luego ella se colgó el ordenador del hombro y dijo:


—Bueno, gracias.


—¿Por qué no me contaste tus planes para reformar los viejos edificios, y todos los otros proyectos que tenías en mente?


Paula levantó su maletín con la otra mano.


—¿Por qué no leíste mi plan para el negocio? —preguntó.


—Tienes razón —Pedro fue hacia la ventana y miró la calle abajo—. A mí sólo me interesaban las cifras actuales e históricas. No se me ocurrió que tenías previsto el desarrollo futuro del negocio. Me siento un poco estúpido.


—¿Sólo un poco? —ella sonrió—. Ni tú ni Francisco me han dado un voto de confianza —se encogió de hombros—. Y no eran los únicos.


—¿Cómo?


—Nada —dijo Paula, agitando la cabeza.


—Tienes el apoyo de los directores.


—Eso dicen. De todos modos, no han cedido completamente, ¿No?


—No.


La junta directiva había aplazado el voto después de escucharla. Parecían inclinados a apoyarla, y estar de su parte. No obstante, le habían pedido a Pedro que examinase sus propuestas y que hicieran un informe de sus predicciones. 

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