lunes, 15 de julio de 2024

Reencuentro Final: Capítulo 59

Paula se quedó en la entrada del despacho mirando a Pedro. Por primera vez desde que había ido él, ella se deleitaba en mirarlo, en sentir el placer de verlo allí, en su lagar. Pero se marcharía, pronto. Y de pronto se dió cuenta de que le quedaba poco tiempo para estar con él. Tenía que aprovecharlo. Se irguió y el movimiento distrajo a Pedro.


—Has hecho un trabajo exhaustivo en la previsión, Paula. 


—No me llames así —dijo ella, acercándose a él—. Llámame Paulette —se agachó a su lado—. He echado de menos oírte decirlo.


—Mi dulce Paulette —dijo él tomando su cara en sus manos. Suspiró y le acarició la mejilla—. Pareces cansada.


—Lo estoy. No he dormido bien.


Él la besó en la punta de la nariz y preguntó:


—Entonces, ¿Qué hacemos ahora?


—Podemos ir a casa y… Ver qué ocurre.


Él sonrió.


—Me refiero a cuál es el proyecto para el negocio que vas a mostrarme ahora. Pero no importa…


Pedro se puso de pie, le tomó la mano y la levantó.


—Oh —Paula apoyó la cabeza en su pecho—. Nos falta el aceite de oliva…


—Ah.


—Podemos ir al olivar —dijo Paula—. Dentro de poco tiempo empieza la cosecha.


—Mañana me lo cuentas —le rodeó los hombros—. Tu otra idea era mejor.




Paula se despertó, pero no podía recordar haberse ido a la cama. Estaba totalmente vestida. De pronto recordó que se había dormido en el regazo de Pedro la noche anterior, como una niña, acurrucada en su pecho. No le extrañaba que hubiera dormido bien. Cuando habían ido a su casa, ella había preparado la cena. Y como se había pasado la cena bostezando, Pierre la había llevado al sofá y le había acariciado el cabello hasta… Que no recordaba nada. Se abrazó a la almohada. Él debía de haberla llevado a la cama. Aquella idea le provocó un cosquilleo en su interior. Oyó unos golpes en la puerta, y luego entró Pierre con una bandeja con el desayuno. Se incorporó. 


—Te he traído tostadas. ¿Está bien? Es lo máximo que te he podido preparar.


—Es perfecto.


—¿Qué tal estás?


—Me siento fantásticamente. Hacía tiempo que no me sentía tan bien. ¿Me trajiste tú a la cama?


—Sí. Pero sólo hice eso. Cuando te haga el amor, vas a estar despierta. Te he traído té… Recuerdo que no te gustaba tomar café por la mañana temprano. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario