viernes, 5 de julio de 2024

Reencuentro Final: Capítulo 42

Que no confiasen en su cualificación y experiencia había sido un golpe para ella, pero tendría que aguantarse. Ella había basado sus estimaciones en serias investigaciones y sabía que éstas la avalaban. Pero podía comprender que fueran reacios a poner sus fortunas en sus manos sin revisar detenidamente sus propuestas. Después de mirarlo en silencio, Paula se sentó y dijo: 


—Mi padre era una leyenda. Toda la gente de la industria del vino, y del valle en general, lo respetaba. Y cuando murió… —se miró las palmas de las manos.


Pedro no dejó de mirarla.


—Bueno, tuve que ocupar su lugar… —se le hizo un nudo en la garganta.


—Sigue…


—No hay mucho más que decir. La junta directiva estaba acostumbrada a tratar con Miguel Chaves, el icono del valle de Barossa, y ahora tenían que conformarse con tratar con su hija, que llevaba en la industria cinco minutos… Desde que tomé el mando de la empresa he tenido una larga lucha para ganarme su respeto. Si hubiera tenido su apoyo sin reservas, jamás habrían aceptado la compra de L’Alliance…


—Pero por lo que he visto hoy, eres una mujer muy capaz.


—Como si eso importase…


—Sé que no he sido receptivo a tus opiniones, Paula, pero todo será diferente desde ahora. Yo seré diferente.


—No te comprendo. ¿Quieres decir que vas a ayudarme?


—Me da la impresión de que la junta directiva quiere que le demuestres que eres la digna hija de tu padre —la miró a los ojos—. Y creo que ésta es tu oportunidad de demostrarles que tu padre sabía que tú serías su digna heredera.


A Paula le dió un vuelco el corazón. ¿Qué estaba haciendo Pedro? No sabía si iba a poder soportar que él fuera amable con ella.


—Tenemos que trabajar juntos, si vas a hacerlo, Paula.


Pedro tenía razón, pensó ella. Tenía que aprovechar su deseo de ayudarla.


—Sí, estoy de acuerdo. Pero ahora… Tengo que ir de compras. Te veré en el coche… ¿Dentro de una hora, te parece bien?


—Iré contigo —Pedro se puso de pie.


—No lo sé… —se rió ella—. Voy a comprar ropa de bebé, para mi ahijada…


—Puedo ayudarte con las bolsas… Y luego podemos almorzar y hablar sobre cómo puedes ganarte a la junta directiva. 


—Bueno, si es así…



Pedro no había exagerado. Realmente se había sentido impresionado por la intervención de Paula y lo bien que había apoyado sus proyectos con hechos y cifras. Él no le había dado la oportunidad de que le presentase sus planes, y ése había sido un gran error por su parte. Él había asumido que ella no estaría a la altura de la situación porque era joven, dulce y guapa. Sabía que era ridículo, pero era así. Ella tenía la misma edad que él, había estado toda la vida con la gente del vino, y había recibido entrenamiento de los mejores del negocio, estaba altamente cualificada. También tenía que admitir que sus ideas tenían mérito. 

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