viernes, 18 de octubre de 2024

Fuiste Mi Salvación: Capítulo 30

 —¿Quién es Valentín? —le preguntó Pedro sin poder contenerse.


Ella cerró el ordenador y lo miró a los ojos. En realidad, Pedro no había esperado que ella respondiera. Se equivocó.

 

—Es mi sobrino.


 —¡Qué suerte tienes! Yo soy hijo único. Ni hermanos, ni hermanas ni sobrinos. Solo yo.


Tras la muerte de su padre y de su abuelo y el distanciamiento con su madre, eso era verdaderamente cierto.

 

—Tengo una hermana, Delfi, diminutivo de Delfina. Es dieciocho meses mayor que yo.


 —Se llevan muy poco.

 

—Sí. No nos vemos tan a menudo como nos gustaría. Ella vive en Pensilvania.


 —¿Tiene Valentín más hermanos?

 

—No. Mi hermana quería más hijos, pero Ignacio, mi cuñado, era… Era Marine.

 

Era. El uso del pasado dejaba muy clara la situación actual.

 

—Dios, lo siento. ¿En Irak?

 

—En Afganistán. Una bomba estalló al paso de su patrulla. Valentín era tan solo un bebé. No tiene recuerdos de su padre.

 

—Lo siento…

 

—Valentín tiene ahora ocho años. Durante los dos últimos veranos, mi hermana y él han venido a la isla a visitarme el Cuatro de Julio. Siempre hay unos fuegos artificiales muy espectaculares en Charleston que se ven desde la Costa Oeste. Extendemos una manta, llevamos unos aperitivos y los vemos.


 —Entonces, ¿Van a venir también este verano?

 

—Se alojan conmigo, Pedro.

 

A pesar de la mirada que ella le dedicó, Pedro tardó un instante más en darse cuenta de lo que ella le quería decir.

 

—Ah… Lo entiendo. No hay sitio en el hotel y no hay sitio en tu departamento. Lo s…


 —No te disculpes. Lo hecho, hecho está. Le he prometido a Valentín que su madre y él podrán venir más tarde, tal vez durante las vacaciones de Navidad.


Ella había dado por sentado que Pedro ya no estaría en Alfonso Haven. Él tragó saliva. No estaba pensando en irse a ninguna parte, pero, ¿Seguiría Paula trabajando para él en Navidad? Mientras ella se centraba de nuevo en el ordenador, Pedro miró a su alrededor. En la playa, vió a Juan. Para estar físicamente muy en forma, parecía estar completamente agotado. No obstante, lo envidiaba. 


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