miércoles, 18 de junio de 2025

Mi Destino Eres Tú: Capítulo 6

Pedro había pensado ser soldado profesional y se quedó sorprendida cuando volvió hacía dieciocho meses como un civil. Aun así, no hubo ningún problema porque ella trabajaba en Austin. Él se puso en contacto con ella una vez, pero ella rechazó sus llamadas y le dejó un mensaje bastante poco amable diciéndole que no quería volver a verlo. Seguramente, era una de las poquísimas mujeres que lo habían rechazado. Luego, ella volvió a Kerry Springs con un empleo en la promoción inmobiliaria de Vista Verde. Aun así, él pasaba el tiempo en el rancho y ella estaba centrada en su trabajo y en su carrera política. No quería complicaciones.


—Debería hablar con papá —le dijo ella a su madre.


—Buena idea. A lo mejor puedes organizar otra vez la reunión con los comerciantes.


—Voy a intentar hablar con ellos de uno en uno.


Se despidió y fue hacia la puerta. Hacía un día muy agradable y decidió ir andando a la oficina de su padre. Como ya estaba retirado, le había dejado un poco de sitio para su campaña. Cruzó la calle principal y sonrió al ver las tiendas con sus antiguos escaparates. Allí estaban los comercios de toda la vida, la ferretería Sayers y la heladería Shaffer, justo una manzana más abajo de Puntada con Hilo. Aminoró el paso al ver el bar de Rory. Era agradable ver otro negocio que se ponía en marcha, el negocio de Pedro. Él estaría en el pueblo en vez de en el rancho y sería muy probable que lo viera con frecuencia. Dejó a un lado la idea de que su ex amante estuviera por allí cerca. Lo que menos soportaba era que todavía la alterara. Vió una conocida camioneta oscura estacionada junto al bordillo. ¿Estaba Pedro allí… Trabajando? Se detuvo ante la puerta, entró y vio el barullo. Había montones de maderos por todos lados y el antiguo suelo de madera estaba cubierto de serrín. Habían remodelado las paredes con paneles de madera teñida de color claro y los marcos de las ventanas y los rodapiés eran más oscuros. También habían lijado la larga barra de roble y los asientos de plástico rojo habían desaparecido. Oyó una sierra y siguió el sonido hasta un pequeño cuarto pasada la improvisada pista de baile. Allí estaba Pedro, inclinado sobre una sierra de mesa con unas gafas protectoras y un cinturón de herramientas que colgaba de sus esbeltas caderas. Se le aceleró el corazón. ¡Fantástico! Otra imagen sexy de ese vaquero. Empezó a retroceder para no molestarlo. Estaba absorto y no sabría que estaba allí. Sin embargo, chocó con un montón de tablones que empezaron a caer mientras ella intentaba mantener el equilibrio. Él se dió la vuelta bruscamente mientras paraba la sierra y se acercó mirándola con furia.


—Al parecer, no te conformas con el daño que has hecho esta mañana. ¿Has venido a rematar la faena?

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