lunes, 2 de junio de 2025

Has Vuelto A Mí: Capítulo 55

Vió como le palpitaba una vena debajo de la oreja, donde a ella le encantaba besarlo. Pero por su expresión ceñuda no debía de estar pensando en besos en aquel momento.


–Solo has visto a mi familia un par de veces, que es más que cualquier otra mujer que haya pasado por mi vida. ¿Qué te da derecho a juzgarlos cuando no los conoces?


«Ni a mí tampoco». No lo dijo en voz alta, pero el mensaje era claro y doloroso. Ella no lo conocía. En Capri habían conectado durante una semana, pero solo a un plano físico. Y en cuanto al tiempo que habían pasado juntos en Torquay... Paula había sido tan ingenua para creer que la unión sexual significaba algo más, cuando la verdad era que Pedro no quería compartir nada con ella. Tal vez se hubiera acercado a él más de la cuenta y aquel fuese su modo de recordarle que en Navidad la devolvería a su casa y habrían acabado. Ella no necesitaba que se lo recordara. Sabía muy bien que no había futuro para ellos, pero en aquella ocasión no iba a rendirse sin lucha.


–¿Se supone que debo estar agradecida porque me hayas dejado conocer a tu familia? –batió las palmas lentamente–. Muy bien hecho. Has dado un paso de gigante al permitir que una mujer sea algo más para tí que la aventura de una noche.


Él se puso pálido y la miró como si Paula se hubiera transformado en un monstruo, y ella supo que había ido demasiado lejos. Pero su actitud la sacaba de quicio, manteniendo a todo el mundo a raya cuando lo único que los demás deseaban era quererlo. Incluida ella. Lo quería. Aunque aquel no fuera el mejor momento para darse cuenta.


–Lo siento, eso ha estado fuera de lugar. Es que estoy muy furiosa contigo por...


–¿Por qué, Paula? ¿Por haberte abandonado en Capri? ¿Por chantajearte para que me acompañaras a la boda? ¿Por volver a acostarme contigo? –parecía despedir fuego por los ojos y la boca–. Has estado furiosa conmigo desde que entré en tu oficina –se golpeó con el pulgar en el pecho–. Me has escupido unas cuantas verdades... ¿Qué tal si haces lo mismo contigo? –avanzó amenazadoramente hacia ella. La tensión crujía en el aire–. Vamos, admítelo. Sigues furiosa por lo que pasó hace ocho malditos años.


Ella negó con la cabeza, a punto de echarse a llorar.


–No es por eso...


Él la agarró por los brazos.


–Pues dime por qué.


Podría haberle mentido, podría haberse inventado alguna historia, pero eso fue lo que hizo en Capri. Adoptar una actitud despreocupada y quitarle importancia a la ruptura. Esa vez no iba a cometer el mismo error.

No hay comentarios:

Publicar un comentario