lunes, 2 de junio de 2025

Has Vuelto A Mí: Capítulo 54

Pedro tampoco había querido aclararle qué pasaría el día de Navidad. Ella tenía que hacer sus propios planes, y lo menos que podía hacer él era hacerle saber qué demonios estaba ocurriendo. Las vacaciones navideñas tal vez no significaran gran cosa para él, pero su hermano menor iba a casarse... ¿Ni siquiera eso le importaba?


–Podemos acabarla mañana por la mañana –insistió él, besándola en la mejilla–. Ahora es momento de hacer otras cosas.


–La boda es mañana por la noche. ¿No tienes que preparar nada?


Una sombra cruzó fugazmente el rostro de Pedro.


–No, nada. Al igual que tú hago todas mis compras por internet, y los regalos llegarán mañana.


Paula se giró para encararlo, consciente de estar pisando un terreno delicado.


–¿No tienes que hacer nada más?


–¿Como qué?


–Como ayudar a tu madre a cortar verduras para el asado de Navidad, poner la mesa, llenar los calcetines con los regalos... Ese tipo de cosas que se hacen en estas fechas.


Él la miró como si le hubiera sugerido que se disfrazada de Santa Claus y se paseara con un saco por las calles de Torquay.


–No hago esas cosas.


–¿Por qué?


Una parte de ella se moría por saberlo, pero otra parte, la más realista, sabía que Pedro jamás le contaría la verdad. Los hombres como él no compartían los secretos más oscuros. Los ocultaban bajo una fachada de ingenio y encanto. Ella lo sabía porque su padre había hecho lo mismo.


–Nunca me quedo el tiempo suficiente para llevar a cabo esos rituales –le dijo con la mandíbula fuertemente apretada–. Cada año vengo, paso aquí unos días y me marcho. ¿Por qué alterar la rutina de mi familia?


–Quizá porque ellos quieren que lo hagas –sugirió Callie–. Sé que es duro para tí, después de lo que me contaste en la fiesta, pero tu familia se alegra de tenerte aquí.


La mirada de Pedro expresaba su incredulidad.


–El síndrome del hijo pródigo.


Ella le puso una mano en el brazo.


–¿Por qué lo haces? ¿Por qué finges que no te importa tu familia?


–Qué tontería –Pedro se irguió como si hubiera recibido una descarga eléctrica–. Ellos saben que me importan.


–¿Lo saben? –ella también se levantó. Quería ver su reacción ante el persistente bombardeo–. Por lo que he visto, Tomás no pierde detalle de lo que dices, Federico siempre está pendiente de tí y tus padres creen que caminas sobre el agua en vez de hacer surf –se acercó a él, pero Pedro se alejó con el pretexto de cerrar una ventana, cuando en realidad estaba cerrando su corazón–. Todos compiten por recibir tu atención y a tí parece darte igual.

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