—Pedro, lo siento. No quería decir…
—Olvídalo —él hizo un gesto con la mano sin dejar de mirarla—. Mi infancia se quedó en el pasado. Nunca devolvería al niño a su padre. A lo mejor hay algún familiar que pueda ocuparse de él.
—¿Y entretanto?
—Hay que lavarlo y darle de comer —Pedro se cruzó de brazos—. No te preocupes, Paula, puedo hacerme cargo de él.
—Espera un segundo. Estás hablando de infringir la ley.
—Estoy ganando un poco de tiempo.
—Pedro, C. J. es menor y está solo. Hay que ponerse en contacto con las autoridades.
—Sé muy bien qué harían las autoridades. Lo mandarían a un albergue con otros niños descarriados. C. J. nunca saldría de esa rueda.
¿Tan espantosa había sido la infancia de Pedro?
—No podemos decidirlo nosotros. Tenemos que comunicar al sheriff lo que está pasando.
Pedro se pasó los dedos entre el pelo.
—Así, nos libramos del problema, ¿Verdad? Creía que querías que las cosas mejoraran para los niños. ¿Acaso era mera palabrería?
Eso le dolió, pero Paula se negó a demostrarlo.
—De acuerdo, ¿Qué quieres que haga?
Él no dijo nada durante un instante.
—Estaba pensando en que fuera a casa conmigo. Al menos, esta noche. C. J. confía en mí.
—Aun así, hay que comunicarlo a los servicios sociales.
—Todavía, no —Pedro bajó la voz—. Además, lo más probable es que no tengan sitio en el albergue.
Seguramente, tenía razón, pero…
—¿Cómo vas a terminar el restaurante y abrirlo antes de dos semanas si estás cuidando al niño?
—Me apañaré.
Pedro miró al niño. La verdad era que no estaba seguro de poder hacerlo. Había días en los que no se soportaba a sí mismo.
—Es posible que pueda durante un tiempo. Tengo mi propia casa en el rancho.
—¿No te fastidiaría tu… Forma de vida?
Él no disimuló su enojo.
—¿Acaso te importa mi vida amorosa?
Ella se sonrojó.
—No negarás que ha habido muchas mujeres en tu vida.
Ella lo volvía loco.
—Siento haberte hecho daño, Paula. Entonces solo pensaba en pasar como pudiera los días… Y las noches.
Ella levantó una mano.
—Tienes razón. No tengo por qué sacar a colación el pasado. No volveré a hacerlo.
Pedro la miró y no supo si podría contenerse.
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