lunes, 23 de diciembre de 2024

Busco Prometida: Capítulo 3

 —Javier es el accionista mayoritario, Pau —dijo Gonzalo—. Necesitamos que te cases con él y que lo tengas contento. No es como su padre y ya sabes que encontrará algún modo de ejecutar esa cláusula aunque tenga que inventarse una excusa.


—No quiero casarme con él, Gonza.


Paula sentía náuseas. Estaba desesperada.


—Lo siento, Pau. Tú y yo sabemos mejor que nadie cómo es Javi. ¡Como para no saberlo!


Habían crecido juntos. Gonzalo, el mayor de los tres, siempre había sido el responsable, el líder del grupo. Paula había sido una niña llena de energía y sociable, siempre dispuesta a jugar, pero Javier… Siempre había sido frío. Calculador. Malcriado. Y había empeorado según había ido creciendo. Cuando Miguel y Arturo habían bromeado con que Paula y Javier acabarían casándose, ella había sabido que Javier no la querría, sino que solo se casaría porque así tendría control absoluto una vez el negocio cayera en manos de Gonzalo y de él. Ella se convertiría en un peón que él usaría para controlar a su hermano. Tras la muerte de Arturo, Miguel había hablado con Javier sobre la posibilidad de un matrimonio porque sabía que esa unión no solo lo beneficiaría, sino también a sus dos hijos. Gonzalo ya había mostrado una mente estratégica y Miguel sabía que, con Paula uniendo a las dos familias, su hijo podría llevarse las cosas a su terreno, ya que Javier se vería menos tentado a echar a un miembro de su propia familia. Paula recordaba bien el día en que su padre le había hablado del matrimonio que quería concertar. Recordaba el escalofrío que la había recorrido al pensar en lo espantosa que sería la vida con Javier.


—Sí, fui una tonta por pensar que querrías liberar a tu hermana de algo así.


Incapaz de seguir mirando a su hermano, se giró hacia un estante repleto de libros. No podía soportar que Devan viera su dolor.


—No quiero obligarte, pero es lo que hay —dijo su hermano con voz suave.


Ella, aún sin mirarlo, le contestó con tono gélido.


—¿Y ya está? ¿La empresa importa más que yo?


—Paula…


¡A la mierda! Ya estaba harta de intentar ser educada, de intentar pedir ayuda. Sabía valerse por sí misma. No necesitaba a su hermano.


—No me vengas con «Paula esto, Paula lo otro». Chaves International nos da más dinero del que sabemos manejar, pero tú quieres más y te da igual que sea yo la que tenga que pagar el pato.


—No sabes lo que dices. Nunca has querido tener nada que ver con la empresa.


Eso era verdad. Nunca había tenido ningún interés, y no había pasado nada, porque todas las expectativas habían recaído en Gonzalo, que había estado encantado con ello.

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