viernes, 27 de septiembre de 2024

Un Trato Arriesgado: Capítulo 63

El rubor hizo arder las mejillas de Paula. Recordó cómo él le había dado placer con la lengua y tuvo que ocultar el rostro en el menú. Un vestido de terciopelo negro ceñía su esbelta figura y el escote le ceñía los senos para que pareciera que tuviera más pecho. Unas medias negras y unas sandalias de alto tacón completaban el atuendo. Se había dejado el cabello suelto, ligeramente recogido con dos horquillas con piedrecitas parecidas a los diamantes. Cuando se marcharon de la mansión Zolezzi, llevaba también un abrigo de lana muy ligero, por lo que Pedro solo había visto el vestido cuando llegaron al restaurante. La mirada de deseo que le había dedicado le había hecho sentirse como una diosa. Cuando el camarero anotó lo que iban a tomar, bebió un sorbo del cóctel y suspiró. Nada de todo aquello parecía real. Aún le parecía que podría despertarse en cualquier momento en su piso de Londres y descubrir que todo había sido un sueño. Especialmente Pedro. Iba vestido totalmente de negro y estaba tan guapo como siempre.


–¿Estabas enamorada del padre de Sofía? –le preguntó él de repente, sobresaltándola.


–Eso creía. Lo conocí en una fiesta. Bruno era muy guapo y lo sabía. Yo era demasiado ingenua y aún seguía muy afectada por lo de mis padres. Me halagó que se fijara en mí, pero después de que nos acostáramos juntos, me dijo que solo quería sexo. Yo había estado tomando la píldora para regular mis periodos por lo que accedí a tener relaciones sexuales con él sin preservativo. Había estado tomando un remedio que me dieron en un herbolario para ayudarme con la depresión que aún sentía por la muerte de mis padres y no sabía que eso podría afectar a la efectividad de la píldora. Cuando le dije a Bruno que estaba embarazada, se negó a apoyarme, aunque accedió a darle a Sofía su apellido.


–Menudo imbécil. Es su deber ayudar económicamente para la manutención de su hija.


–¿Lo harías tú si una de tus amantes se quedara embarazada?


–Eso no ocurrirá nunca porque siempre utilizo preservativo, pero, en el improbable caso de que me ocurriera, redactaría un acuerdo para que a ese bebé no le faltara nada de por vida.


–El dinero no lo es todo. Un niño necesita amor. Mis padres no tenían mucho dinero, pero yo tuve una maravillosa infancia.


–La mía fue muy desgraciada, viviendo en la pobreza. El dinero supuso un cambio muy importante en mi vida y en la de mi hermana. Por eso, lo mejor y lo único que podría darle a un hijo mío es una parte de mi riqueza.


–¿Estás diciendo que no querrías formar parte de la vida de tu hijo? ¿Que no lo amarías?


–Esas preguntas son irrelevantes.


Por suerte, justo en aquel momento, llegó el camarero para servirles el primer plato. Cuando volvieron a estar solos, Paula permaneció en silencio mientras tomaba su comida. Todo estaba delicioso, pero los ojos se le llenaron de lágrimas al pensar que podría haber estropeado la cena. Pedro dió un sorbo a su vino.


–He pensado que tal vez mañana te gustaría visitar el Museo de Bellas Artes. El edificio en sí es muy hermoso y merece la pena visitarlo solo para ver su arquitectura barroca. Alberga la segunda colección de arte más importante de España.


–Me encantaría, pero ¿Qué voy a hacer con Sofía?

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