lunes, 2 de septiembre de 2024

Un Trato Arriesgado: Capítulo 15

 –Pues solo tienes que aceptar mi proposición y podrás hacer que tus sueños se hagan realidad.


Una fuerte excitación se apoderó de Paula, superando la cautela que debía mandar en la situación. Con el dinero que Pedro le ofrecía, podría comprar una casa con jardín y con vistas al mar. No quería una mansión, sino solo un lugar al que Sofía y ella pudieran considerar su hogar. Sin embargo, su conciencia no podía dejar de recordarle que lo que él le proponía estaba mal. El matrimonio debería ser un compromiso para toda la vida. Sus padres habían disfrutado de un matrimonio feliz y, aunque había aprendido la lección de una manera muy dura con Bruno, seguía esperando que, algún día, ella se enamoraría de alguien especial que también la amaría a ella. Dió un pequeño sorbo a su copa de vino, decidida a mantenerse centrada en la conversación.


–Tengo curiosidad por saber por qué necesitas tan desesperadamente una esposa para que estés dispuesto a desprenderte de cinco millones de libras.


–Mi abuelo me ha exigido que me case antes de que él se jubile y deje de ser el presidente del Grupo Zolezzi para poder nombrarme a mí su sustituto. Siempre ha heredado esos cargos el hijo mayor, así se ha hecho durante generaciones, pero mi madre no tiene hermanos. Eso significa que yo soy el varón de más edad y, por lo tanto, debería ser el sucesor de Alfredo. Es mi derecho de nacimiento.


–¿Y por qué quiere tu abuelo que te cases?


–No le gusta mi estilo de vida.


–Sí, lo entiendo. Tienes una gran reputación como playboy. Tu aventura con la esposa de un importante político ha sido hoy portada de todos los periódicos.


–Pasé una noche con Mariana hace dos meses. Los paparazis debieron vernos salir juntos del club y marcharnos a un hotel, pero esas fotografías no aparecieron en los periódicos al día siguiente –dijo Pedro apretando la mandíbula–. Mi teoría es que alguien pagó al fotógrafo para no publicar esas fotos inmediatamente, sino para que lo hiciera el día que el Grupo Zolezzi lanza en Rozita su nueva colección de novias.


–¿Y por qué iba a querer alguien hacer algo así?


–Puede que haya sido un competidor, esperando dañar así la reputación de la empresa o, más probablemente, alguien que quiere manchar mi nombre y convencer a mi abuelo de que yo no sería un presidente responsable.


–¿Y tienes idea de quién podría ser?


–Seguramente se trate de alguien que está en la junta del Grupo Zolezzi que no quiere que yo sea el sucesor de Alfredo. O uno de mis familiares por la misma razón.


–Es horrible que alguien de tu propia familia pueda haberte traicionado –murmuró Paula–. Se supone que los familiares se tienen que apoyar los unos a los otros.


Pedro la miró con gesto pensativo.


–El ansia de poder es un juego muy cruel. No hay lugar para la debilidad ni los sentimientos.


Mientras Pedro servía el plato principal, Paula repasó aquellas palabras mentalmente y sintió que un escalofrío le recorría la espalda. No tenía ninguna duda de que él debía de tener muchos deseos de sustituir a su abuelo si estaba dispuesto a pagar tanto dinero por tener una esposa. ¿Sería ella capaz de hacerlo? Al principio, aquella propuesta le había parecido descabellada, pero había comprendido por fin que el abuelo de Pedro lo obligaba a casarse. Comprendió que, lo que él le sugería, era un acuerdo de negocios.


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