miércoles, 4 de septiembre de 2024

Un Trato Arriesgado: Capítulo 17

Paula miró fijamente los documentos y se imaginó a Sofía corriendo por aquel jardín y jugando con sus muñecas en el cuarto que Pedro le había mostrado.


–Todo parece demasiado fácil…


–Es fácil. Todo será tal y como te he explicado. No hay engaño alguno.


Cinco millones de libras… El corazón le latía con tanta fuerza que a Paula le sorprendió que no se pudiera escuchar en el silencio del comedor. Si aceptaba la propuesta de Pedro, sus preocupaciones por el dinero desaparecerían, pero, ¿Estaría vendiendo su alma al diablo?


–Necesito tiempo para pensarlo.


–No me puedo permitir ese lujo. Tengo que estar casado para el cumpleaños de mi abuelo, para el que faltan seis semanas. Si no es así, él nombrará como sucesor suyo a mi hermanastro. Te estoy ofreciendo la oportunidad de darle a tu hija una vida mejor. Si te marchas, la habrás perdido para siempre. No te volveré a hacer oferta alguna y encontraré a otra mujer.


El reloj que había en la pared marcaba con fuerza los segundos. «Hazlo. Hazlo». Paula agarró el bolígrafo que Pedro le ofrecía y firmó donde él le indicó. Lo hacía por Sofía. Solo buscaba un mejor futuro para su hija.


–¡Estupendo! –exclamó Pedro sin tratar de ocultar la satisfacción que había en su voz. Tomó las copas de vino y le ofreció a Paula la suya–. Brindemos. Por el matrimonio más breve de la historia.




Pasó un mes con mucha rapidez. O, por lo menos, eso fue lo que le pareció a Paula. Las primeras dos semanas, estuvo ocupándose de cerrar su negocio de bocadillos. Melina había encontrado un comprador para la panadería y, cuando cerraron la puerta por última vez, fue un momento muy emotivo.


–Me siento muy intrigada por saber algo más sobre tu nueva oportunidad de negocio en España –le había dicho Melina–. ¿Por qué te muestras tan reservada?


–Te lo contaré si todo sale bien.


Paula no le había contado a su amiga las verdaderas razones de su marcha a España. Estaba segura de que Melina pensaría que estaba loca. De hecho, a medida que se iba acercando la fecha de la boda, las dudas de ella se multiplicaban. Sin embargo, Pedro le había prometido que no había trampa alguna. Por el contrario, decidir lo que le iba a decir a Alicia fue mucho más difícil. Al final, optó por contarle una mentira piadosa y decirle que se iba a casar con Pedro tras un noviazgo relámpago. Por supuesto, guardar las escasas pertenencias de Sofía y las suyas no le llevó mucho tiempo. Un empleado de él fue a recoger las cajas de cartón para trasladarlas a un todoterreno. Colocó a la niña sobre el asiento infantil y le puso el cinturón. Poco después, el vehículo arrancaba en dirección a Ferndown House. Ella sintió una mezcla de alivio, aprensión y excitación que se negaba a desaparecer ante la perspectiva de volver a ver a Pedro. Había hablado por teléfono con él en una ocasión, cuando la llamó para pedirle algunos datos que necesitaba para el papeleo de la boda. La profunda voz con el sensual acento le había hecho sentir calor por todas las partes de su cuerpo.

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