viernes, 31 de mayo de 2024

Quédate Conmigo: Capítulo 54

 –No, no fue así –Paula hizo una mueca–. Javier se había ido y yo elegí a mi hija en lugar del futuro que mi madre se había esforzado tanto por darme. Elegí las náuseas matinales en lugar de estudiar con todos esos amigos importantes que había hecho en el colegio. Mi madre no me lo perdonó nunca y tampoco perdonó que mi padre se pusiera de mi lado.


–Estaba muriéndose –dijo Pedro–. Imagino que eso hace que uno se concentre en lo que es realmente importante.


–Sí, claro.


Tan poca gente lo había entendido. Su madre, sus profesores, sus amigos, todos la urgían a librarse de Sofía. Su padre fue el único que entendió por qué se agarraba desesperadamente a una vida que había hecho con amor, con pasión. Una vida de la que ella era responsable. Una vida que había recibido a cambio de la que estaba a punto de perder. Inesperadamente, Pedro también parecía entenderlo.


Regla número siete para trabajar con Pedro Alfonso: Esperar lo inesperado.


–Imagino que no ayudó nada que el padre de Sofía fuese de otra raza.


–Conocí a Javier en una fiesta que organizó una de las chicas de mi colegio. Estaba en la universidad con su hermano y era el hombre más guapo que había visto nunca… Con la piel dorada, encantador.


–Pero se marchó.


–De verdad lo lamentó cuando le dije que estaba embarazada. Y se mostró generoso.


–¿Te pasa una pensión de manutención?


–No… –Paula negó con la cabeza.


–¿Te dió dinero para librarte del problema?


Algo en su tono de voz hizo que Paula levantase la cabeza.


–Tenía que volver a su país porque su familia había concertado un matrimonio. Para Javier, el nuestro era un romance temporal y creía que yo pensaba lo mismo… Bueno, ya te puedes imaginar –Paula se encogió de hombros–. Acepté el dinero que me ofreció y volvió a casa pensando que iba a usarlo para lo que él pretendía.


–¿Ese es el dinero que usaste para arreglar la casa?


Ella negó con la cabeza.


–No, abrí un fideicomiso para Sofi. Lo necesitará cuando sea mayor.


–Madres… –Pedro sacudió la cabeza–. ¿Ella sabe quién es su padre?


–Sí, claro. Tengo muchas fotografías de Javier y hasta hemos hecho un árbol genealógico para un trabajo del colegio. Javier al Sayyid provenía de la poderosa familia Ras al Kawi. Su tatarabuelo era un líder tribal que luchó con Lawrence de Arabia. He encontrado montones de fotografías en Internet… –Paula frunció el ceño.


–¿Qué ocurre?


–Nada, nada. Estaba preguntándome si eso tendrá algo que ver con el enfado de Sofía y Camila.


–¿Que su padre sea árabe?


–No, bueno… Puede que mi hija se haya dejado llevar por el cuento de Las mil y una noches. No hace falta mucho para que las demás niñas se vuelvan contra tí…


–Y tampoco hace falta mucho para que se les pase.


–Solo algo que rompa el hielo… ¿Pero qué? Cuanto más tiempo sigan así, más difícil será que hagan las paces.


–Hablas de su padre en pasado –dijo Pedro entonces.


–Javier murió en un accidente de coche un año después de que Sofía naciera. Había ido a visitar a un amigo en Melchester… Fue una de las primeras noticias que cubrí cuando empecé a trabajar en el Observer.

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